La UE envía más tropas a Congo para frenar la violencia entre facciones rivales
La calma vuelve a Kinshasa tras ordenar el presidente el acantonamiento de los soldados
Tropas de la misión europea para la República Democrática de Congo (Eufor) comenzaron a trasladarse ayer desde el vecino Gabón para reforzar el contingente de 1.100 militares, 130 de ellos españoles, ante el riesgo de una escalada en los enfrentamientos entre los soldados partidarios del presidente, Joseph Kabila, y su rival electoral, Jean-Pierre Bemba. Tras dos días de tensión, volvió la calma -interrumpida por disparos esporádicos- a Kinshasa pasado el mediodía, después de que Kabila ordenara el acantonamiento de los militares en sus guarniciones en la capital.
La Eufor tenía previsto trasladar a Kinshasa a unos cuatrocientos militares holandeses y alemanes, de los casi mil estacionados en Gabón, según la BBC, para sofocar los choques entre miembros de la guardia presidencial de Kabila y de la seguridad de Bemba, uno de los vicepresidentes del Gobierno provisional y antiguo líder rebelde. Medio centenar de ellos se habían trasladado ya ayer.
En la noche del lunes, una compañía de 90 legionarios españoles tuvo que intervenir, en una operación conjunta con soldados uruguayos de la ONU, para rescatar a 14 diplomáticos que quedaron atrapados en un fuego cruzado en la residencia de Bemba. Varios disparos alcanzaron a uno de los vehículos blindados del contingente español, que no sufrió ninguna baja, como confirmó su jefe, el teniente coronel Antonio Ruiz Benítez. "La misión continúa", dijo Ruiz.
Los incidentes, que han causado al menos cinco muertos, comenzaron el domingo, poco antes de que la autoridad electoral anunciara los resultados de la primera vuelta de las elecciones presidenciales del pasado 30 de julio. Kabila obtuvo una victoria insuficiente -45% de los votos, frente al 20% de Bemba- para evitar la segunda ronda, que se celebrará el 29 de octubre. Los comicios fueron los primeros pluripartidistas en más de 40 años, dentro de la transición política de un país que en 2002 cerró una guerra civil de cinco años.
Tras la escalada de la violencia del lunes, que incluyó el uso de tanques, morteros, ametralladoras y lanzacohetes, la calma volvió a Kinshasa a mediodía de ayer. Después del llamamiento de la ONU a un cese inmediato de la violencia y a que ambas partes se sentaran a dialogar, Kabila ordenó el acantonamiento de las tropas presidenciales. "Lo más importante en este momento es que la situación vuelva a la normalidad en Kinshasa", declaró el presidente, según su director de gabinete, Léonard She Okitundu. El jefe de Estado Mayor de las Fuerzas Armadas congoleñas, el general Kisempia Songilanga Lombe, informó de que "ningún militar está autorizado a portar armas sin una orden de misión de su comandante".
Durante la tarde de ayer, los integrantes de ambos bandos comenzaron a retirarse del centro de Kinshasa, y las fuerzas de la ONU y de la UE tomaron el control de las principales zonas de la capital, según Mario Zamorano, portavoz de la misión de la ONU en Congo (Monuc).
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