Las fiestas de Gràcia acaban sin altercados, pero con 41 detenidos
Ayuntamiento y organizadores del programa oficial consideran muy positiva esta edición
La fiesta mayor de Gràcia se despidió anoche con un resultado lleno de contrastes. En esta edición no se han producido los graves altercados que el barrio sufrió el año pasado. Por eso, el concejal del distri-to de Gràcia, Ricard Martínez, expresó ayer su "satisfacción" por el desarrollo pacífico de la celebración. Los organizadores del programa oficial también calificaron de "muy positivo" el transcurso de la fiesta. Sin embargo, no todo han sido alegrías. Los festejos se cierran con 41 detenidos por venta de drogas y hurtos, entre otros delitos.
Durante la fiesta mayor de Gràcia se realizaron 407 inspecciones a diferentes bares del barrio en las que se constataron numerosas anomalías. Ricard Martínez no pudo precisar el número de expedientes que se abrirán por incumplir prohibiciones como la de poner barras supletorias o vender cubalitros. En el primer día de los festejos ya se registraron 37 infracciones de este tipo, aunque la mayoría se corrigieron pronto tras el paso de los inspectores. La batalla contra el cubalitro ha sido un éxito. Estas bebidas alcohólicas de gran tamaño apenas se han visto por Gràcia. La policía ha realizado 41 detenciones, sobre todo por venta de drogas, robos y alteración del orden público, entre otros delitos, indicó ayer Martínez en una conferencia de prensa para hacer balance de la fiesta. Los agentes de los Mossos d'Esquadra y la Guardia Urbana realizaron 294 identificaciones.
Los equipos de limpieza han recogido 50 toneladas de residuos. Esta cantidad supera las 35 toneladas del año pasado. No obstante, la lluvia caída el lunes es en parte responsable de este incremento porque el "material retirado estaba mojado y pesaba más", afirmó Martínez. Además, las papeleras de cartón quedaron inutilizadas y fueron a parar a la basura, aunque fueron repuestas. Asimismo, los equipos de limpieza se han tenido que emplear a fondo para borrar las pintadas de 1.200 metros cuadrados de paredes.
Coto a la venta ambulante
El cerco al alcohol era una de las prioridades de la policía. En la fiesta mayor de Gràcia se han efectuado 647 denuncias por la venta ambulante de latas y 273 más por el consumo de alcohol en la calle. Los agentes han decomisado 23.000 latas. Pero los vendedores ambulantes no sólo se dedican al negocio de la bebida. La policía también ha cursado 347 denuncias por la venta de otros productos, sobre todo alimentos. Martínez puso como ejemplo el decomiso de dos furgonetas en las que se almacenaban 160 kilos de salchichas de Francfort sin ningún tipo de refrigeración. Algunos comercios quisieron hacer su agosto y con la persiana a medio bajar vendían bebidas alcohólicas una vez pasadas las 22.00 horas, práctica prohibida por la ley. De ahí que la policía precintara 24.000 bebidas en estos establecimientos.
Una de las estampas típicas de estos festejos ha sido la de las batucadas, bailoteos improvisados a ritmo de tambor que han alargado la farra hasta bien entrada la madrugada para martirio de los sufridos vecinos de las plazas y calles más concurridas. La policía cursó 52 denuncias por ruidos molestos y decomisó 34 instrumentos de percusión, 28 de ellos "los famosos y dichosos bongos", en palabras de Martínez. A pesar de las quejas de los vecinos, el concejal quitó hierro al asunto. "Es imposible pensar que una fiesta como la de Gràcia termine cuando acaba la orquesta", apuntó. "Con las latas y los bongos decomisados convocaremos una farra", bromeó.
Martínez no quiso extenderse en hablar sobre aspectos de orden público porque, en su opinión, es hacer un flaco favor a la "cultura popular". Los altercados con los remisos a abandonar la juerga se han evitado porque, a diferencia del año pasado, la policía no ha desalojado plazas y calles a la fuerza cuando se superaban los horarios permitidos. Martínez agradeció el esfuerzo de los agentes que formaban el dispositivo de seguridad -300 de los Mossos d'Esquadra y 200 de la Guardia Urbana-, pero señaló que "la presencia de la policía no siempre es buena" y "puede acabar en desastre".
El balance se desgranó en la sede de la Federación de la Fiesta Mayor de Gràcia, cuando todavía quedaba una jornada festiva por delante. Su presidente, Albert Torres, que este año abandona el cargo, calificó de "muy positiva" la celebración de la fiesta a pesar de los desperfectos causados en los decorados por las tormentas del primer día. La lluvia obligó además a cancelar el pasacalle inaugural. Torres se felicitó por la falta de actos vandálicos en las calles engalanadas, aunque no han faltado en esta edición. El pasado lunes unos vándalos destrozaron la portalada que adornaba la calle de Torres. Un cartel recordaba allí el incidente: "Lo que no ha podido la lluvia, lo ha hecho el incivismo", se leía en el texto. "También nos robaron dos neveras, aunque nos las devolvieron. Nos hemos quejado al distrito, pero lo han acallado. Quieren dar la imagen de que no ha pasado nada, de que todo ha ido bien", se lamentaba un vecino. Los actos de incivismo han tomado el barrio de madrugada: centenares de fiesteros hacían ruido con cualquier cosa que se encontraban a su paso, como los contenedores de basura, y orinaban en la calle. Martínez achaca estos incidentes a la masificación.
El concejal reconoció que la oferta lúdica de otros enclaves, como la del Fórum, no ha servido para descongestionar la fiesta mayor de Gràcia. Una idea de su seguimiento masivo la da el número de usuarios que utilizaron las paradas del metro más próximas al barrio en las dos noches, las del viernes y el sábado, que se mantuvo abierto sin interrupción. El número de personas que abarrotaron entonces el metro, desde las 22.00 hasta las 4.00 horas, es de 30.000 usuarios (14.000 el viernes y 16.000 el sábado).
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