Recetas sencillas llenas de chispa
CASA GERARDO, la tradición asturiana más jugosa, en el municipio de Prendes
Una y otra vez, los debates en torno a la alta cocina reviven la vieja polémica sobre el papel de la técnica, el declive de las grandes materias primas y el resbaladizo concepto de la creatividad. ¿Hacia dónde se orientarán en el futuro las denominadas cocinas de autor? Mal que nos pese, entre el mestizaje gastronómico, el agotamiento de parte de la despensa y el distanciamiento de sus propias raíces, muchos jóvenes profesionales se dejan arrastrar por senderos demasiado trillados.
Dos problemas serios afectan a la mala cocina creativa que se extiende como una plaga por las ciudades occidentales: la vulgaridad y la insipidez. Las recetas mal copiadas y los productos mediocres -dos castigos cotidianos- se intentan enmascarar con escenarios de diseño y unos precios desmesurados.
CASA GERARDO
Carretera AS-19, kilómetro 9. Prendes (Asturias). Teléfono: 985 88 77 97. Cierra lunes. Entre 50 y 90 euros. Menú degustación, 60. Huevo en consomé de 'pitu', 10,95. Cigalas, pasta y berza asturiana, 18,55. Fabada de Prendes, 14,95. Crema de arroz con leche, 6,50 euros.
Pan ... 7
Café ... 8,5
Bodega ... 8
Ambiente ... 8
Aseos ... 7,5
Servicio ... 7,5
La teoría de Ducasse
Mientras alguien no proponga una teoría más convincente hay que aceptar como válido el viejo aserto del estrellado cocinero francés Alain Ducasse, que hacía depender la buena cocina de los grandes productos (80%), y reservaba el porcentaje restante para la técnica y la aportación personal.
Desde hace algún tiempo, Casa Gerardo, restaurante emblemático en Asturias, observa una regla infalible para consolidar su liderazgo. El éxito de Pedro Morán y su hijo Marcos pasa por utilizar las mejores materias primas para elaborar recetas sencillas que, por efecto de la técnica y no poca imaginación, llegan a las mesas vestidas de modernidad. Cocina fácil dotada de chispa. O lo que es igual, mordiscos de futuro con sabor a tradición.
Pulpo con notas de cítricos
Se abre boca con un gazpacho de manzana con intenso gusto a fruta; con unas antológicas croquetas de compango, o unas almejas y ostras crudas intensamente yodadas sobre jugo de lechugas licuadas. Todo cocinero que se precie debe controlar al milímetro los puntos de cocción. Y, por supuesto, relegar a un segundo plano salsas, guarniciones y aderezos. Los Morán ratifican su oficio con distintas recetas de carne o pescado. Son deliciosas las sardinas marinadas en sal, en compañía de un concentrado de horchata y caramelo de café; espectacular la textura del pulpo a la brasa preparado en dos tiempos (cocción y parrilla), con notas de cítricos y mazapán de pimentón, y suculento el taco de mero con tirabeques y un pilpil ligero de berberechos. Platos cuyos aliños realzan bruscamente el ingrediente principal.
Para disfrutar a conciencia, dos recomendaciones seguras, el huevo pochado a 62 grados, con jugo de pitu (pollo de corral), y una antológica papada de ibérico firmada por Joselito, que se marina durante 24 horas con sal y azúcar y se acompaña de una crema de fabes estofadas.
PLATOS ECLÉCTICOS
DESPUÉS DE la última reforma, concluida recientemente, Casa Gerardo ha mejorado en ambientación y confortabilidad. Atrás quedan ya las instalaciones de este primitivo restaurante de carretera, especializado en platos de la cocina popular asturiana. Entre las novedades de su interiorismo se encuentra el magnífico habitáculo destinado a bodega, así como la mesa contigua a la cocina, desprovista de humos y olores, que se ha convertido en el mejor reservado. Sus recetas, moderadamente creativas pero absolutamente eclécticas, mantienen la memoria de la tierra. Equilibrio que se refleja en la carta, un tanto confusa para el cliente no habituado, en la que se entremezclan los platos de siempre y los habituales de la casa, con otros evolucionados adornados con microvegetales, germinados, licuados de vegetales y emulsiones someras. Por supuesto, entre sus grandes especialidades permanecen la monumental fabada de Prendes, sus suculentas fabes con almejas y el memorable pitu de caleya (pollo de corral) estofado, un hito gastronómico. Entre los postres, moderadamente evolucionados, algunas irregularidades: la mandarina al óleo se sirve sobrada de aceite de oliva; resulta deliciosa la arroba de pan dulce y chocolate, y es impresionante el arroz con leche, el mejor de Asturias. No menos atractiva resulta su lista de vinos, cuidadosamente seleccionada.
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