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Crónica:PIE DE FOTO | EL PAÍS 7-06-2006
Crónica
Texto informativo con interpretación

Gente normal

Juan José Millás

Zaplana, Acebes y Rajoy, de izquierda a derecha, se divierten en su escaño durante una sesión en la que se debatía el problema del terrorismo. Zapatero había solicitado a Rajoy que se sumara al proceso de paz, a lo que el líder del PP dijo que le repugnaba esa expresión, "proceso de paz", porque desfiguraba la realidad a favor de los terroristas y jugaba sucio con los deseos de los españoles. Zapatero le mostró un documento de la época en la que él era ministro de Interior o de Justicia o de Caza y Pesca (siempre fue ministro de algo) con el membrete de la Presidencia del Gobierno y en el que se utilizaban idénticos términos para referirse a la negociación con ETA.

Entonces Rajoy arguyó que le daba náuseas la idea de que un partido político legal se reuniera con Batasuna, a lo que el presidente del Gobierno respondió con la evidencia de que el PP lo había hecho en 1988. La situación, que empezaba a resultar grotesca, se volvió delirante cuando el registrador de la propiedad decidió acusar al PSOE de todo lo que había hecho él en su momento. Lo cierto es que como el PSOE no había acercado presos, ni había concedido terceros grados, ni había excarcelado a los asesinos, ni se había referido a ETA con el nombre de Movimiento Vasco de Liberación, ni había pedido discreción a los periodistas, ni había dicho que sabría ser generoso con los criminales, etcétera, a Rajoy le salían todo el rato los tiros por la culata, como al que escupe contra el cielo. Entonces cambió de estrategia y se indignó moralmente, como un auténtico registrador de la propiedad.

De modo que ahí tienen ustedes a los tres en su salsa moral, riéndole a Acebes una agudeza filosófica

No nos ha sido posible averiguar la hora exacta en la que se obtuvo la instantánea, pero es evidente que corresponde a uno de esos momentos de indignación moral. La derecha se indigna mucho moralmente, es su carácter histórico. Todo el mundo recuerda, por ejemplo, la fotografía de Vicente Martínez Pujalte tronchándose de risa en la comisión del 11-M, mientras Zaplana decía una gracia. Este mismo mes hemos publicado la de Franco y Millán Astray cantando, moralmente indignados, el himno de la Legión, soy el novio de la muerte y todo eso. Tampoco es manca la de aquel diputado -Moragas, si no recuerdo mal- agrediendo, moralmente fuera de sí, a Rubalcaba en un pasillo del Congreso. Son fotos de familia, que demuestran una idiosincrasia, una forma de ser, una naturaleza cultural.

De modo que ahí tienen ustedes a los tres en su salsa moral, riéndole a Acebes una agudeza filosófica. Un ejemplo magnífico de la división del trabajo: Acebes pronuncia la agudeza, Zaplana la amplifica con su risotada metafísica y Rajoy hace caja. Casi puede escucharse el ruido de la registradora, clin, clonc. Y mientras hace caja, se pasa la lengua por los labios en un movimiento de placer característico del tendero mezquino al comprobar el brillo de la calderilla. Mira qué bien me ha ido hoy el día. Si la expresión "proceso de paz" me hubiera dado asco de verdad, podría retirarme hasta las próximas elecciones.

Días después, en un mitin celebrado en Barcelona, Rajoy afirmó muy serio: "Queremos ser un país normal de gente normal. Éste es un partido normal". Y entonces comprendimos, de súbito, por qué ese pánico tan difundido a lo normal.

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Sobre la firma

Juan José Millás
Escritor y periodista (1946). Su obra, traducida a 25 idiomas, ha obtenido, entre otros, el Premio Nadal, el Planeta y el Nacional de Narrativa, además del Miguel Delibes de periodismo. Destacan sus novelas El desorden de tu nombre, El mundo o Que nadie duerma. Colaborador de diversos medios escritos y del programa A vivir, de la Cadena SER.

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