Descubrir el viejo mundo
Una ruta por la ciudad donde murió el almirante hace 500 años
Como una nao fantasma que apareciese fugazmente entre dos bancos de niebla, indicando el paradero de un tesoro fabuloso: así es, para la historia de España, Cristóbal Colón, cuyos orígenes se desconocen, cuya cara ningún contemporáneo pintó y cuyos huesos dicen tenerlos en varias ciudades, algo que no va a cambiar por muchos análisis de ADN que se hagan. Recorrer el Valladolid donde murió, hace ahora 500 años, es evocar uno de los pocos recuerdos seguros de su paso por este mundo, el viejo.
La ruta colombina, tal como se recomienda en la oficina de turismo, arranca en el palacio de los Vivero, del siglo XV, que en 1469 vio casarse a los Reyes Católicos y luego fue habilitado para Chancillería, cárcel y sede del Consejo de Indias.
En el monasterio de las Huelgas Reales está el sepulcro de alabastro de María de Molina
Muy cerca, en la calle de Santa Clara, se alza el convento homónimo, el más antiguo de la ciudad, anterior al siglo XIII, que de la época de Colón conserva el coro, la capilla y la bóveda gótica. Y justo enfrente del palacio, lo hace el convento de las Descalzas Reales, en cuyo retablo trabajó Gregorio Fernández.
Por la calle de Ramón y Cajal, nos plantamos en dos zancadas en el monasterio de las Huelgas Reales, donde admiramos el sepulcro de alabastro de María de Molina, la reina que en 1320 cedió su alcázar a las monjas, así como dos buenos retablos, el del altar mayor y el de la Adoración de los Pastores, obra ambos de Gregorio Fernández. Pared con pared, está la iglesia renacentista de la Magdalena. En ella hay otra sepultura alabastrina: la del fundador, Pedro de la Gasca, virrey del Perú y obispo de Palencia y de Sigüenza. Y hay un escudo que, acorde con tamaños títulos, ocupa media fachada.
En la acera de enfrente, señalando el exacto lugar donde murió el descubridor el 20 de mayo de 1506, se levanta la casa-museo de Colón, que reproduce parcialmente el palacio virreinal de su hijo Diego en Santo Domingo. Remozada con motivo del V centenario, ofrece en su modernísimo interior información sobre Colón y su época a través de un gran despliegue multimedia.
Nuestros últimos pasos nos llevan, por las calles de Colón y del Cardenal Mendoza, hasta el colegio de Santa Cruz, que es la joya de esta ruta y el monumento que mejor refleja el esplendor de Valladolid en tiempos del almirante. Edificado en el siglo XV por dicho cardenal, encierra tres maravillas: el patio de tres pisos con arquerías de medio punto, la biblioteca vieja y la talla del Cristo de la Luz, del archiprolífico Gregorio Fernández.
Hoteles céntricos y bien equipados
- Cómo ir. Valladolid dista 193 kilómetros de Madrid. Se va por la A-6 hasta Tordesillas y por la A-62 hasta la capital. Lo más cómodo es estacionar en los aparcamientos públicos de la plaza Mayor o la de España.
- Visitas. Casa-museo de Colón (teléfono 983 291 353): abre todos los días, excepto lunes, de 10.00 a 14.00 y de 17.00 a 20.00; entrada gratuita hasta el 15 de octubre. Resto de los monumentos, consultar horarios y tarifas en el teléfono 983 219 310.
- Comer. Los Zagales de la Abadía (teléfono 983 351 525): arroz con bogavante, rabo estofado al vino tinto y tarta de queso; precio medio, 25 euros. La Perla de Castilla (teléfono 983 371 828): cocina castellana evolucionada; 35 euros. La Parrilla de San Lorenzo (teléfono 983 335 088): el restaurante más famoso de la ciudad, situado en los bajos del convento de San Joaquín, del siglo XVI; 35 euros.
- Dormir. Meliá Recoletos (983 216 200): en un edificio señorial, frente a los jardines del Campo Grande; doble, 80-105 euros. Atrio (983 150 050): cuatro estrellas, inaugurado en 2005, céntrico y equipado de capricho; 66-110 euros. Amadeus (983 219 444): hotel cómodo y moderno, de 2001, entre la plaza Mayor y la de España; 63 euros.
- Más información. Oficina de Turismo de Valladolid (Acera de Recoletos, s/n; teléfono 983 219 310). En Internet: www.asomateavalladolid.com y www.colon 2006valladolid.es
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