Zapatero, Chirac y Prodi exigen más garantías para enviar tropas a Líbano

Las dudas de los países europeos ante la complejidad y el enorme riesgo que entraña la misión de la ONU en el sur de Líbano ponen en peligro el despliegue de los 15.000 soldados previsto en la resolución 1.701, aprobada para imponer el alto el fuego. Antes de comprometerse a participar en la misión, Francia, España e Italia se han coordinado para exigir a la ONU garantías sobre el desarrollo de la operación. Mientras se resuelven estas reticencias, Francia -ex potencia colonial de Líbano y país que supuestamente encabezaría la misión- anunció ayer el envío de sólo 200 soldados para reforzar a los cascos azules ya desplegados.

Los países dispuestos a enviar tropas para reforzar la Fuerza Interina de Naciones Unidas en Líbano (FINUL), que actualmente cuenta con 2.000 efectivos, mantuvieron anoche una primera reunión en la sede de Naciones Unidas de Nueva York. Horas antes, fuentes del Gobierno francés aclararon que, en contra de lo difundido estos días, París no ha decidido aún enviar un gran contingente, sino quizá una unidad "simbólica". La noticia cayó como un jarro de agua fría en la sede de la ONU, toda vez que Francia actúa como líder en esa operación de paz. Ayer, el presidente Jacques Chirac anunció un primer envío de sólo 200 soldados tras mantener una conversación telefónica con el secretario general de la ONU, Kofi Annan.

"Cuando se envía una fuerza sin que su misión sea precisa, sin que sus medios estén ajustados a la misma y sean lo bastante importantes, toda la operación puede degenerar en catástrofe", dijo la ministra francesa de Defensa, Michelle Alliot-Marie. Su colega italiano, Arturo Parisi, afirmó que Italia no enviará tropas mientras la ONU no aclare más detalles. El primer ministro italiano, Romano Prodi, también habló ayer con Annan. El miércoles, el presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, que ha mantenido varios contactos con Roma y París estos días, exigió más garantías sobre el desarrollo y la naturaleza de la misión.

En un intento de disipar los temores europeos, la secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, declaró que entre las funciones de los cascos azules no estará el desarme de Hezbolá, sino sólo el cumplimiento del embargo de armas decretado por Naciones Unidas.