Lucía Lacarra funde la danza con el rock de Pink Floyd en el Kursaal
"Sólo un coreógrafo de un nivel muy excepcional se atreve a unir una música de rock con la danza neoclásica y las zapatillas de punta", afirmó ayer la bailarina Lucía Lacarra (Zumaia, 1975), Premio Nacional de Danza de 2005. Ella es una de las protagonistas de Pink Floyd Ballet, espectáculo creado por el francés Roland Petit que la compañía japonesa Tokyo Asami Maki llevará esta tarde y mañana (20.00) al Kursaal donostiarra.
Integran Pink Floyd Ballet, segunda cita con la danza de la 67ª Quincena Musical, un total de 12 piezas coreográficas que se corresponden con otros tantos temas musicales de la banda de rock británica.
La historia de este espectáculo se remonta a 1972. Petit se puso en contacto con el grupo londinense y, poco después, el Ballet de Marsella, con la participación estelar de la bailarina rusa Maïa Plissetskaia, ofreció un programa en cuya tercera parte se presentó Pink Floyd Ballet con la banda actuando en directo.
El coreógrafo francés retomó el proyecto hace dos años en Japón, donde Tokyo Asami Maki estrenó la nueva versión. Para la ocasión, Petit invitó a su musa Lucía Lacarra. Revisó todas las coreografías e introdujo varias novedades, como el pas de deux de la canción The great gig in the sky, del álbum The dark side of the moon, considerado como una leyenda en la historia del rock.
Espectáculo "excitante"
Añadió también una coreografía con street dancers como contraste al ballet clásico, con el tema Run like hell, del disco Is there anybody out there? "Es algo insólito, algo muy especial dentro de la coreografía", resaltó otro de los bailarines invitados, el cubano Lienz Chang. Pink Floyd Ballet, presentado por la crítica como un concierto escenificado, es un espectáculo de hora y media "extremadamente excitante", agregó.
Lacarra tiene como pareja de baile tanto a Chang como al francés Cyril Pierre, del que ha llegado a decir que es "el mejor partenaire del mundo". La artista zumaiarra, que lleva ya 12 años bailando con Pierre, cree que "hay muy pocos partenaires a los que les guste su trabajo", porque en el mundo de la danza "hay mucho individualismo".
La bailarina afirmó que se encuentra en un momento "muy bueno" de su trayectoria artística, en la que Petit, con el que empezó a trabajar en 1994, ha jugado un papel muy importante. "Es un genio coreográfico y una persona muy significativa en mi carrera. Gracias a él me descubrí un poco más a mí misma", confesó.
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