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Semana Grande
Columna
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El Día Mayor

Y llegó el día de la Virgen, el día grande de las fiestas. Curiosamente, y pese a que la Virgen de Agosto no conserva en Donosti ninguna tradición marinera, el fabricante de las fiestas le ha asignado como evento más importante del día la travesía a nado del Paseo Nuevo. Como espectáculo no está nada mal. Hiende la muralla de olas un ariete humano con gorros blancos masculinos y rojos femeninos empujando desde la playa de la Zurriola. Pronto forman una serpiente de espuma. Para seguirles a pie por el Paseo Nuevo hay que andar vivo. Los del agua parecen ya una alegre hilera de marsopas celebrando la buena forma u otros ritos. Si uno no corre desde el Aquarium y sortea como puede la masa de turistas atascada en el muelle para esprintar por Alderdi Eder -ojo con el vallado de los fuegos- es muy posible que no vea salir del agua al primero.

La Concha hace un pasillo para saludar a tritones y nereidas relucientes como lubinas

La Concha hace un pasillo para saludar a tritones y nereidas relucientes como lubinas que aún encuentran fuerzas para aletear en la arena y rebasarse. Nadadores, espectadores y bañistas se confunden en un alegre bullebulle puntuado por los altavoces que animan el cotarro. Ya está. Es mediodía y acaba de concluir el acontecimiento central del Día Grande. No, no crean que les engaño. Hasta las 17.30 sólo podrán encontrar según el programa: un torneo de pádel, el Campeonato de Billar de Carambolas -ambos en sendos clubs-, la Bira Real Sociedad y unos juegos infantiles en Alderdi Eder. Como se suele decir, todo un programa.

Hombre, esto de dar ideas sin cobrar, al precio que el municipio valora lo de dar ideas (me remito a Tabacalera, San Telmo y parque de Cristina Enea), resulta un poco insensato, pero, por lo menos, nadie podrá decir que uno es desagradecido hacia la ciudad que le acoge. Visto el éxito que tiene en San Sebastián un desfile de carrozas como el de los Carnavales, visto cómo hay ciudades cuyas fiestas giran alrededor de carrozas con millones de watios de música y comprobado que ya hubo cosa parecida en las semanas grandes de antaño, propongo que la corporación organice un desfile de carrozas para el mediodía de los hoy del futuro, pero de unas carrozas cuyos motivos sean las críticas satíricas a la gestión que el Ayuntamiento ha realizado durante el año que va de fiesta a fiesta. Así se verá el gran espíritu de tolerancia por el que clama Odón cada dos por tres y cada tres por cuatro -vals-, porque se trataría de eso, de financiar la crítica y no tacañamente, sino para que se creen carrozas y comparsas hermosas, quizás con sus chirigotas al estilo de Cádiz.

Por ilustrar la cosa con algún ejemplo, podría representarse a Odón en tamaño Tragantúa embaulando las cenizas o incineradoras que le sirve una Madrastra Diputación horrible. Otra, representaría el aeropuerto de Fuenterrabía o sea de San Sebastián encogiendo y ensanchando la pista mientras un coro de voces mixtas pide unas veces que se amplíe y otras que no hasta la caquexia. Son sólo un par de apuntes de por dónde podría ir un invento que seguro que aglutinaría a la población porque a todos nos gusta criticar y más si presumimos de una ciudad sostenible, tolerante y chiquismiquis, ¿o no inventamos esa mezcla de sal y vinagre llamada gilda?

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