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Entrevista:RAFAEL ITURRIAGA | Consejero del Tribunal Vasco de Cuentas

"El Gobierno ha trasladado una política de trinchera al Tribunal de Cuentas"

Rafael Iturriaga (Bilbao, 1958) es, a propuesta del PSE-EE, uno de los siete consejeros del Tribunal Vasco de Cuentas Públicas (TVCP), que presidió entre 1998 y 2002. Iturriaga analiza la crisis en el Tribunal y entre éste y la Cámara. La presidenta, María Asunción Macho, no quiso conceder la entrevista solicitada.

Pregunta. ¿Qué está pasando en el Tribunal de Cuentas, que hasta ahora quedaba fuera del debate partidista?

Respuesta. Se está manifestando en él una patología que afecta a todo la estructura que este país se ha dado para controlar el poder político y el sector público, fruto de dos legislaturas, con gobiernos en minoría, inestables, faltos de presupuestos y de impulso parlamentario.

"El Tribunal de Cuentas y el Parlamento deben abrir un debate estratégico y la Cámara debería tener una comisión especifica para él "
"El problema del Tribunal es que desde 2002 está copado por un partido, el PNV, en su presidencia, vicepresidencia y secretaría"

P. Es decir, que el Tribunal es una víctima.

R. Es un indicador inmediato de lo que está pasando en el sistema parlamentario vasco.

P. ¿Y de qué está avisando al entrar en crisis, qué pasa?

R. Que hay un Tribunal copado por las fuerzas políticas del Gobierno. La función de impulso en el Parlamento, que corresponde al Gobierno, y la de control, que toca a la oposición, están fallando muy significativamente. No hay una mayoría suficiente u homogénea para lo primero, así que no impulsa, sino que seda al legislativo y se ha convertido en el opio del Parlamento.

P. ¿Y la oposición?

R. Si órganos de control como el Tribunal del Cuentas, están copados por el Gobierno y la derrota está garantizada, la oposición se desmotiva y se siente liberada de responsabilidad. sólo le queda jugar al escándalo y puede permitirse el lujo de iniciativas políticas descabelladas o irrealizables. Con ello está servido que el Tribunal se convierta en inoperante. Aquí hay responsables políticos que han dicho que los informes del Tribunal de Cuentas les entran por un oído y les salen por otro. Alguno lo ha dicho, pero son muchos lo que lo hacen. Y el propio Parlamento ha generado legislación que en vez de aumentar sus posibilidades de control, las disminuye.

P. ¿Cuándo entra en crisis el Tribunal?

R. En el inicio del actual mandato (2002).

P. ¿Puede ser también una cuestión de modos personales, de más o menos mano izquierda en la presidencia?

R. Esto es delicado de responder y además subjetivo. No quiero hacer comentarios personales, la situación no es agradable para nadie y todos tenemos nuestros caracteres, pero lo principal no es cuestión de personas. Con mayorías similares en el Parlamento y en el Tribunal, y con distintos presidentes, nunca había ocurrido que un partido, en este caso el PNV, copara presidencia, vicepresidencia y secretaría. Esto me parecen más importante que las cuestiones de personalidad.

P. ¿Qué se puede hacer hasta que la renovación de 2008?

R. Cada consejero tendrá que hacer las cosas conforme a su leal saber y entender y a su responsabilidad. Hasta ahora se conseguían resoluciones razonables y razonadas, con un consenso técnico importante. Ese consenso, aún como están distribuidos los cargos, no tenía por qué romperse.

P. ¿ Y por qué se ha roto?

R. Porque el Gobierno ha trasladado una política de frontera al Tribunal y los informes se votan sistemáticamente. No sé si es adecuado hoy día lo que voy a decir, pero es el maldito espíritu de Lizarra, la división entre nacionalistas y no nacionalistas. Mientras esa trinchera se mantenga, una de las primeras cosas que salta por los aires es un órgano de control, que no puede trabar consensos técnicos en ese ambiente.

P. ¿Cuál es la consecuencia?.

R. Que seguramente los informes no digan la verdad, que no sean buenos, y que provocas desconfianza, tanto hacia el informe como hacia los votos particulares. Esto, en vez de aclarar, oscurece. Estás dando información que va a ser recibida como sesgada. El prestigio y la importancia de lo que el Tribunal hace y dice, caen.

P. ¿Ha ocurrido ya?.

R. Sí. Antes el prestigio de los informes era reconocido, pero esa política de trinchera, que en un parlamento puede ser sencillamente mala, o aburrida, en el Tribunal resulta destructora, mortal de necesidad.

P. ¿Qué opina de los encontronazos con el Parlamento por el plan de trabajo y el famoso informe sobre la dificultades para evaluar la eficiencia del Gobierno?

R. Tanto el Tribunal como el Parlamento deben hacer un debate estratégico.

Se impone un diálogo discreto y sería muy positivo que la Cámara tuviera una comisión específica para el Tribunal de Cuentas, como existe en el Congreso. El plan de trabajo se hace muy mal por parte de todos. Se piden y se hacen muchas cosas innecesarias, incluso repetidas, en las que se pierden muchas horas. Sin embargo no se hace el único análisis que hoy tiene sentido, el operativo, el de eficiencia.

P. Eso es lo que la oposición quiere que aclare la presidenta.

R. No se hace porque los presupuestos no llevan indicadores suficientes para hacerlo. Yo no perdería un minuto en repasar la contabilidad del Gobierno. Ese control es absurdo e irrelevante. Ahí no están los problemas. Liberar al Tribunal de ese trabajo permitiría tener a sus funcionarios en la calle, no revisando facturas, sino comprobando el cumplimiento real de los compromisos.

P. Dice que el Parlamento lo ha hecho mal también.

R. Sí, pero si se le hubiera contestado con buena educación y cortesía, de modo razonado y didáctico, mi experiencia es que te entienden, que no pasa nada, que si te explicas, te entienden. Si respondes con displicencia y quitas peticiones como la del plan Ibarretxe, te estás fabricando un conflicto innecesario con la Cámara, que es la dueña del Tribunal.

Rafael Iturriaga, consejero del Tribunal de Cuentas, momentos antes de la entrevista.
Rafael Iturriaga, consejero del Tribunal de Cuentas, momentos antes de la entrevista.FERNADO DOMINGO-ALDAMA

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