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Cataluña cuenta con una tragaperras por cada 150 habitantes mayores de edad

La Generalitat se plantea un sistema para controlar a los jugadores en los bares y restaurantes

Cataluña tiene 39.147 tragaperras, lo que supone una máquina por cada 150 habitantes mayores de 18 años. El sector, que creció de manera desmesurada y anárquica en la época de la transición, está siendo reglamentado y acotado por la Dirección General del Juego de Cataluña, que está planeando la posibilidad incluso de instalar un sistema que permita controlar a los jugadores en los bares y restaurantes, de manera similar a lo que se ha venido haciendo en casinos y bingos, asegura Xavier Guitart, director del Departamento de Juego.

El conjunto de máquinas tragaperras en Cataluña, el último y más fácil refugio de los ludópatas, forma una intrincada red de intereses en la que participan 18.000 bares y restaurantes, 127 salones recreativos y 3 casinos.

Los beneficios son importantes, como lo demuestra el hecho de que produce directamente a la Administración autonómica unos ingresos anuales de 146 millones de euros -simplemente en tasas- 12 millones menos de lo que generan los bingos y 5 veces más de lo que se gana con los 3 casinos existentes en la comunidad.

"La tendencia, sin embargo, es reducir el número de máquinas tragaperras; en Cataluña tenemos ahora 1,4% menos máquinas que el año anterior", asegura Xavier Guitart i Domènech, de 57 años, licenciado en Derecho, presidente desde enero de 2004 de la Entidad Autónoma de Juegos y Apuestas, una dirección general dependiente del Departamento de Interior de la Generalitat.

La mayoría de las máquinas recreativas con recompensas económicas, lo que en argot oficial se conoce como las máquinas B, se encuentran instaladas en bares, restaurantes y bingos. Sólo 391 se encuentran localizadas en los casinos. El sector se complementa con 7.318 máquinas más, que no tienen premios económicos, catalogadas dentro del capítulo A y conocidas popularmente como de marcianitos.

Controlar a los ludópatas

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"Queremos extender la protección y el control de los jugadores a las máquinas tragaperras de los bares y restaurantes, de la misma manera que hemos hecho con los jugadores de los casinos y bingos", asegura Xavier Guitart, quien añade que desde hace meses un grupo de profesionales y técnicos está estudiando el sector para dar una respuesta a este problema.

No se han diseñado aún formulas concretas para controlar el acceso a las tragaperras, pero no se descarta la posibilidad de que en un futuro más o menos próximo se dote a los jugadores de las máquinas de un carnet, que sea validado al iniciarse la partida a través de un servidor único centralizado.

"Cataluña se ha convertido en pionera en materia de protección frente a los ludópatas, frente a otras experiencias no sólo del resto del Estado, sino también de Europa", señala el responsable del Juego en Cataluña, un difícil y complicado departamento en el que están adscritos cerca de 40 funcionarios y que desde hace aproximadamente seis meses inició un proceso de reformación y reestructuración.

El objetivo primordial del departamento del Juego de la Generalitat, sin embargo, es otro: dotar al sector de una total transparencia, que ponga fin a las opacidades y desconfianzas generadas durante muchos años, como consecuencia de la prohibición a la que estuvo sometida el juego en España, lo que lo llevó a la clandestinidad.

"Hemos hecho importantes avances en la transparencia del sector del juego, entre otras cosas gracias a la Mesa Técnica del Juego, un grupo de reflexión y discusión en la que participan todos los protagonistas implicados en este sector en Cataluña y que se reúne a menudo para consensuar y buscar soluciones equilibradas", añade Guitart.

Inspecciones

La política de debate permanente, de autorregulación y de consenso establecido en el mundo del juego, gracias a la Generalitat, ha hecho desaparecer prácticamente el fraude. El número de actas por infracciones es imperceptible, si se compara con el registrado en otras épocas. Esta situación, no obstante, no ha hecho bajar la guardia de los servicios de inspección de los Mossos d'Esquadra, que continúan inspeccionando mensualmente centenares de tragaperras.

"Tenemos que acabar con los recelos que origina la economía del juego, sin dejar de tener en cuenta que puede ocasionar determinados problemas", concluye el director del Juego.

Un hombre juega en una máquina tragaperras en un bar.
Un hombre juega en una máquina tragaperras en un bar.VICENS GIMÉNEZ

La lista de los prohibidos

Todos los días, a las siete de la mañana, los principales locales de juego de Cataluña, bingos y casinos incluidos, reciben por Internet la lista actualizada de los denominados prohibidos.

Es un ejército compacto y heterogéneo de más de 3.000 nombres, entre los que se encuentran los ludópatas oficiales y oficiosos, los temerosos de caer en el agujero negro del mundo del juego, los recomendados por los tribunales e incluso los sancionados por las sentencias, entre otros. Todos tienen prohibida la entrada en los locales de juego en Cataluña. La orden es taxativa.

"Ninguna otra Administración del Estado, y posiblemente de Europa, tiene un sistema tan sofisticado y eficaz para controlar a los prohibidos", afirma el director general del Juego de la Generalitat de Cataluña, Xavier Guitart.

El procedimiento administrativo utilizado para confeccionar esta lista no se ha improvisado. Es el resultado de una larga reflexión, con la que se garantiza y se blinda la intimidad de los inscritos, al tiempo que llega con puntualidad a todos los centros de juego de Cataluña, como bingos y casinos.

"Cualquier persona que quiera ser incluida en esta lista puede hacerlo fácilmente. Vienen a nuestras oficinas y en presencia de un testigo, que no tiene que ser un familiar, piden su inscripción", indica Guitart.

La inscripción es automática, en menos de 24 horas su nombre quedará incluido en la lista de los prohibidos, en la que permanecerá hasta que el afectado diga lo contrario. El procedimiento significa un avance sustancial con respecto a las fórmulas que venían utilizándose con anterioridad y que tardaban un mes en incluir los nombres de los autoprohibidos.

"Las asociaciones u organizaciones que tratan las ludopatías también nos envían nombres de prohibidos. El centro más importante de tratamiento de ludopatías se encuentra en Mataró", explica finalmente el director del departamento de Juego del Ejecutivo catalán.

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