Hallada una necrópolis bajo la Casa de la Cultura de Torres de la Alameda
El Consistorio pretende exhibirla a través de un suelo transparente
Vestigios de un poblado celtibérico y de una necrópolis medieval han sido hallados en el curso de las obras para la construcción de un centro cultural público en la localidad madrileña de Torres de la Alameda, situada entre Alcalá de Henares y Arganda del Rey. El Consistorio quiere integrar los restos hallados en el desarrollo urbanístico, según fuentes de la Dirección General de Patrimonio del Gobierno regional.
Las obras de construcción de la Casa de la Cultura de Torres de la Alameda se han topado con un auténtico tesoro. En un erial que hasta hace bien poco servía como campo de cultivo de secano las excavadoras han hecho aflorar una necrópolis de la época medieval y, bajo ella, restos de un poblado celtibérico.
El hallazgo se produjo el pasado 24 de mayo y no ha sido revelado hasta ahora. Mientras las máquinas perforaban el terreno para tender las tuberías de agua potable y del alcantarillado de lo que será el centro cultural del pueblo, varios esqueletos afloraron a la superficie. Los operarios dieron parte al Ayuntamiento y el alcalde del pueblo, Carlos Sáez, avisó al arqueólogo municipal, César Heras.
"Tras una primera inspección, pudimos identificar tres enterramientos completos pertenecientes, posiblemente, a la época medieval, entre los siglos IX y XIV. Y bajo los enterramientos se hallaron restos de un asentamiento de la edad del hierro", señaló Heras. En la época altomedieval, Torres de la Alameda estuvo bajo ocupación árabe durante largos periodos.
El arqueólogo indica que las estructuras funerarias halladas no coinciden con las usuales en camposantos donde fueran enterradas gentes de clases sociales superiores. "En las tumbas identificadas, hasta el momento no han aparecido elementos de valor, muy comunes a la hora de inhumar a las gentes pudientes".
La Dirección General de Patrimonio de la Comunidad de Madrid ha diseñado un plan de excavaciones, que constará de tres fases y que durará, al menos, cuatro meses. "En un primer momento, se investiga la extensión del yacimiento; después, se exhumarán los restos encontrados en los enterramientos y se valorarán todos los materiales hallados", explicó una portavoz de este organismo.
Pero acotar la extensión definitiva de la necrópolis será una laboriosa tarea. Los arqueólogos tendrán que cribar palmo a palmo los 130.000 metros cuadrados de la parcela donde han sido localizados estos vestigios. Tras esto, identificar, limpiar, datar, extraer y trasladar al Museo Arqueológico Regional cada resto que aparezca y, finalmente, ahondar más en el terreno para identificar y excavar el supuesto poblado celtibérico que ocultan las tumbas. Heras mantiene que este tipo de necrópolis "suele tener una extensión de entre 3.500 y 4.000 metros cuadrados", y que podría albergar entre 150 y 200 enterramientos.
Sáez pedira autorización "para poder observar parte de los vestigios encontrados mediante algún tipo de suelo transparente".
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