El último testigo
Un viajero habló con el maquinista y la revisora momentos antes del accidente
"No percibió nada que le llamara la atención ni en el tono ni en el timbre". La frase, referida a la voz de Joaquín Pardo, el maquinista del convoy de la línea 1 del metro de Valencia accidentado el 3 de julio, pertenece a la declaración que Jesús García Rodrigo -que viajaba en el primer vagón de aquel tren- hizo ante la policía una semana después del siniestro y que forma parte del sumario de la causa que instruye el juzgado número 21 de Valencia. De este testimonio se desprende que el conductor, que fallecería instantes después, no evidenciaba ningún trastorno, pues su voz "era totalmente normal", según declaró el viajero.
Jesús García salvó la vida de milagro. Tomó el tren en la estación de Campanar con la intención de hacer transbordo en la de Ángel Guimerá, para dirigirse a la de Antonio Machado. Pero no pudo apearse donde había previsto porque justo antes de llegar la interventora -Silvia Hidalgo, fallecida en el accidente-, que revisaba los billetes de los viajeros, le pidió el suyo. Cuando intentó bajarse, las puertas ya se habían cerrado y el tren había reemprendido su marcha. Jesús García siguió a la interventora, que se había dirigido a la cabina del conductor, para preguntarle si podía apearse en la siguiente parada -la de Plaza de España- y, con el mismo billete, regresar a la de Ángel Guimerá para continuar en dirección a su destino.
Según su declaración, Jesús García llegó hasta la mampara que separa la cabina del conductor y preguntó. Pero no le contestó la interventora, sino el maquinista. "¿Pero adónde va usted?", preguntó a su vez Joaquín Pardo al viajero. Este se lo explicó y "la misma voz [la del conductor]" le dijo que debía bajarse en la siguiente estación, la de Plaza de España, y volver a la de Ángel Guimerá.
Jesús García, que no llegó a ver al maquinista, siguió las instrucciones, se apeó y se dirigió al andén contrario, donde a su llegada ya había un tren a punto de salir. El convoy arrancó, pero unos metros más allá se paró y se apagaron las luces. El viajero regresó al andén de la estación de Plaza de España y al poco tiempo vio que "por el túnel y procedente de la estación de Jesús llegaba una persona alterada y como pidiendo ayuda y al poco escuchó alboroto y vio personal de bomberos y policía".
Jesús García, probablemente la última persona que habló con Silvia Hidalgo y Joaquín Pardo poco antes de que se estrellaran, salvó la vida gracias a las indicaciones de los dos trabajadores del metro.
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