Viviendo en el doble cero
Qué pregunta más tonta. Tras los ochenta y los noventa vienen los cerocientos, naturalmente. Y el siglo que despedimos es el vigesimotrónico, a ver cuál va a ser. Desde ahí hasta la argumentada recomendación de callarse -opción nada despreciable- encontrarán en el blog un caso perfecto de evolución darwiniana en acción: los bloggies (los genotipos) y las palabras que proponen para designar estos tiempos duros (sus fenotipos) se refutan, se engullen y se entrelazan hasta encontrar, posado el polvo, un nuevo punto de equilibrio, un mundo distinto, más adaptado a la nueva situación, pero sólo tan estable como ella: muy poco.
Recuerden la ilustración clásica del darwinismo: los pájaros no ven a las mariposas claras posadas sobre las cortezas de los olmos, y tienen que conformarse con comerse a las infrecuentes mariposas oscuras. Llega la revolución industrial, los olmos se oscurecen, las tornas cambian y la población de mariposas evoluciona de clara a oscura. Nosotros estábamos con los genes y las ratas, y ha sido cambiarnos a las palabras -nuestra pequeña revolución industrial-, y he aquí una nueva y hermosa colección de mariposas lenguaraces, o letterflies, como yo les digo.
Para lo relativo al siglo XX, Gusano sugiere vigesimónico y vigesimoniesco, pero Ariadna contraataca con un vigesimesco y otro vigesímico en paralelo, que si no es por el veintéscico que le regala a continuación, no levanta cabeza. También está novecentista, pero luego tenemos vigesimocenteno, y nos haremos un lío, verás tú. El más sobrio es Requena: "Sigloveintesco, que es un neologismo con donaire". Y el más lanzado es Torpedo: "Dieciochesco, decimonónico y cambalache". ¿Viste? Arriba ese ánimo, Torpedo.
En cuanto a nuestra década, y de manera paradójica, las propuestas más futuristas son también las que tienen un aire más real: los años blog, los dosmiles, los doble cero (y el año que viene es el 007, Moneypenny), o simplemente D0: si es que no hay tiempo para más, tíos.
Aprovechando que tengo al blog a las letterflies, les transmito una pregunta de una artista: ¿por qué ocho y noche se parecen tanto entre sí en varios idiomas?