China Mobile desbanca a Vodafone como primera telefónica por valor en Bolsa
Las compañías europeas pierden la batalla también frente a las estadounidenses
China también está llamada a liderar el sector de las telecomunicaciones. Una compañía de ese país se acaba de convertir en la empresa de telecomunicaciones del mundo con mayor valor en Bolsa. China Mobile ha desbancado a Vodafone, que tras ser líder indiscutido durante años, ha cedido el paso también a la estadounidense AT&T. El imparable crecimiento del mercado chino, con más de 425 millones de clientes de móvil, explica el liderazgo del país asiático. Las firmas europeas también pierden la batalla frente a las de EE UU tras su fuerte proceso de concentración.
Vodafone ya no es el mayor operador de telefonía con mayor capitalización bursátil del mundo. China Mobile le acaba de arrebatar el puesto. La operadora asiática, con menos de 10 años de historia, ya era la telefónica con mayor número de clientes (240 millones, frente a los 186 de Vodafone o los 192 millones de Telefónica). Ahora ha sumado a ese título otro más significativo, al convertirse en la operadora con mayor valor en Bolsa del mundo: 98.000 millones de euros, frente a los 93.000 de AT&T o los 89.600 millones que vale Vodafone. Curiosamente, la operadora china ha tenido a la británica como socio estratégico durante varios años.
Este vuelco se explica en primer lugar por el comportamiento radicalmente opuesto que han tenido en los últimos años las operadoras chinas frente a las europeas. Así, mientras China Mobile se ha revalorizado casi un 90% desde inicios de 2005, las operadoras del Viejo Continente han registrado pérdidas generalizadas: Vodafone (-18,4%), France Télécom (-33,7%), Telecom Italia (-29,5%), Deutsche Telekom (-27,4%) y Telefónica (-4,3%).
Y es que las compañías asiáticas no hacen más que reflejar el imparable crecimiento de su mercado interno. China superó en 2004 a Estados Unidos como principal mercado de telecomunicaciones del mundo. Si en 1997 contaba con 70 millones de líneas de telefonía fija y 15 millones de móvil, al cierre del año pasado las cifras eran de 350 y 393 millones, respectivamente.
La potencia asiática alcanzó en junio pasado 426,4 millones de abonados de móvil, un 17,5% más que en el mismo mes de 2005, para una población de 1.300 millones de personas. Se calcula que en 2010 el número llegará a 610 millones, de los cuales 210 millones serán de tercera generación (3G), la tecnología que permite la videoconferencia y las descargas por Internet.
El mercado chino de la telefonía móvil se lo reparten dos compañías: China Mobile y China Unicom. El sector se completa con otros dos grupos: China Telecom y China Netcom, de la que Telefónica posee el 5% (ampliable hasta el 9,9%), que no operan en móvil, aunque ambas aspiran a ello.
La diferencia entre las telefónicas chinas y el resto se puede agrandar en los próximos años, y todo apunta a que, como ha ocurrido en el sector informático, pronto empiecen a comprar operadoras extranjeras. La industria china espera desde hace meses con expectación la adjudicación de las licencias de telefonía móvil de 3G, que, según ha dicho el Gobierno, deberán estar en funcionamiento para los Juegos Olímpicos de Pekín 2008. El proceso se convertirá en el motor de la industria en los próximos años y supondrá un gran negocio también para los fabricantes de terminales y equipos.
Fusiones en EE UU
Y si la amenaza asiática comienza a asustar a las compañías europeas, tampoco parece que resistan la comparación frente a sus rivales estadounidenses. Desde que se pinchara la burbuja tecnológica, Estados Unidos ha emprendido un vertiginoso proceso de concentración del que han salido unos pocos pero poderosos grupos. En realidad, se ha desandado casi todo el camino que se inició en 1984 cuando las leyes antitrust obligaron a la desmembración de AT&T que dio origen a un mercado repartido en siete compañías regionales, las baby bells. Tras las últimas fusiones, de aquellas siete sólo quedan tres: la resucitada AT&T, Verizon y Qwest Communications.
El reflote de AT&T es el mejor ejemplo del proceso de concentración que experimenta el sector en EE UU. SBC adquirió AT&T pero mantuvo el histórico nombre, para poco después digerir a BellSouth. Cuando se materialice esta fusión se convertirá en la operadora con mayor valor bursátil del mundo, cerca de 150.000 millones de euros. De esta manera arrebatará el liderazgo a Verizon, que, a su vez, ha adquirido MCI (la antigua WorldCom).
Ese proceso de concentración no se está produciendo en Europa, en gran parte por el proteccionismo de los gobiernos que desean seguir manteniendo el control de los ex monopolios. Tan sólo el operador sueco y el finlandés enfrentaron su fusión para dar lugar a TeliaSonera.
Tampoco ha funcionado del todo la política de Vodafone, que ha basado su crecimiento en costosas adquisiciones. La multinacional británica está pagando cara esa estrategia en forma de pérdidas multimillonarias. Por eso no le ha quedado más remedio que dar un viraje en su política, centrándose en el crecimiento orgánico y desprendiéndose de las filiales no rentables.
Telefónica ha aprovechado su completa privatización y su expansión para desbancar a sus rivales continentales y se ha destacado como principal grupo de telecomunicaciones europeo tras Vodafone. Es además el más diversificado, con presencia en Europa (O2), Latinoamérica, África (Marruecos) y Asia (China Netcom). Su presidente, César Alierta, se puso como objetivo ser en 2008 la primera operadora integrada por capitalización, pero las fusiones estadounidenses ponen por ahora ese objetivo muy lejos del alcance de la compañía española.
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