Las polillas atacan los espárragos de Tudela
Su existencia es muy corta, apenas 10 días, y tienen predilección por las zonas húmedas
Este año, una vez más, miles de polillas arremolinadas como si fueran auténticos nubarrones han hecho su aparición en algunas zonas de España. Como en Tudela, una localidad de la Ribera Navarra, famosa por su huerta y, cómo no, por sus sabrosos espárragos.
Estos insectos conocidos como polillas, o palomillas en Murcia, llegaron a Tudela hace unos 10 días y ya se han integrado con el resto de sus 33.000 habitantes. Su estancia es muy curiosa. En esta población navarra que tiene una extensión de unos 215,06 kilómetros cuadrados eligen básicamente una zona pequeña y muy concreta: sobre el puente que atraviesa el río Ebro. Y como sienten debilidad por la luz se apelotonan todas en torno a las farolas.
También son viajeras. Antonio San Vicente, maestro en Tudela (Navarra) y su mujer, María Jesús Maeztu ya se han más que acostumbrado a convivir con ellas todos los veranos. A encontrárselas cuando salen a pasear por la noche. A tropezarse con ellas no sólo en Tudela, sino también en Valtierra, una localidad a 16 kilómetros de distancia de donde ella es natural y donde pasan muchos fines de semana. Miedo, lo que es miedo, no les dan ninguno. Sólo un poco de repelús. "Sobre todo, cuando pasas con el coche el puente completamente blanco y oyes cric-cric, el chasquido al pisarlas con las ruedas", relata Antonio.
Estas especies tienen una existencia muy corta, pero muy bien aprovechada. De unos 10 a 15 días. El tiempo suficiente para nacer, buscar pareja, copular y morir. A veces, en ese corto periodo de su vida ni siquiera tienen necesidad de alimentarse. Y por eso no están preparadas para picar a sus vecinos los humanos. "Otra cosa son los mosquitos o las chinches que sí se alimentan, y de sangre, por eso nos pican, pero estas especies no. A lo sumo, y sólo en su etapa de adultas, lo hacen siempre del néctar de las flores", explica José Luis Viejo, catedrático de Zoología, de la Universidad Autónoma de Madrid. Que añade la razón por la cual han ido a Tudela, y no a Estella, por ejemplo, que está al lado: "Porque tienen predilección por las zonas húmedas y cultivos de regadío. A palo seco, en un encinar, nunca las encontrarás".
Se alimenten o no, a éstas de la foto ya les quedan pocos días. Y al año que viene, a otra cosa mariposa, que es otro de los nombres como se las conoce: mariposas nocturnas.
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