"Unir música popular vasca con jazz es excitante"
Pirineos Jazz Orchestra, una big band jazzística que reúne a músicos vascos, navarros y vascofranceses, ha publicado su segundo disco, Transatlantic connection (New Mood Jazz). El compacto se grabó junto al trompetista estadounidense Randy Brecker, quien aporta tres temas a un repertorio completado con piezas de Ruper Ordorika, Pat Metheny y Herbie Hancock, entre otros. También firma dos composiciones el saxofonista Iñaki Askunze (San Sebastián, 1963), director de la orquesta transfronteriza, que presentará el nuevo disco el próximo sábado en Bermeo.
Pregunta. Su música no es nada rebuscada.
Respuesta. Es muy accesible. Este grupo va buscando su identidad y la verdad es que lo que ha salido hasta ahora es un repertorio que puede gustar a cualquier tipo de público, porque lo mismo tienes que ir a un festival de jazz que a una ciudad o a un pueblo donde quizá hay gente que no está tampoco tan acostumbrada a escuchar este estilo.
P. ¿Eso causa recelos entre los aficionados más exigentes?
R. Bueno, como en cualquier actividad, supongo que es imposible contentar del todo a todos. Si haces una cosa muy populista, el aficionado queda decepcionado; y si haces una cosa muy elitista, es fácil que la gente normal te tache de inalcanzable. Además, en este caso había que encontrar un repertorio en el que Randy Brecker estuviese a gusto.
P. ¿Cómo surgió la colaboración?
R. El de Pirineos Jazz Orchestra es un proyecto de colaboración transfronteriza. Una de las pautas recogidas inicialmente era que hubiese colaboración con alguna figura internacional; esto estaba ya en el proyecto que en su día se presentó a las instituciones y es lo que se aprobó. Era una obligación, y, por supuesto, muy interesante para nosotros.
P. En Transatlantic connection suena Ez da posible, de Ruper Ordorika. ¿La música popular vasca tiene más valor del que muchos puedan imaginar?
R. Una de las líneas que me interesan como arreglista es esa, trabajar con estos temas, que normalmente son relativamente sencillos, y trasladar ese material al lenguaje del jazz, que es muy lejano, las cosas como son. En mi opinión, si no ha habido una cantidad considerable de material que una música popular vasca con jazz, quizá es porque son lenguajes realmente lejanos y es muy difícil el traslado, pero al mismo tiempo es muy excitante y complejo hacerlo.
P. ¿Comparte la opinión del director del Jazzaldia de que el nivel de los músicos vascos de jazz ha mejorado notablemente, en calidad y en cantidad, desde que están en marcha centros como Musikene?
R. Sí, sin duda. Ahora la novedad son tres conservatorios de Barcelona, San Sebastián y Pamplona que ofrecen un programa de jazz, departamentos muy profesionales que están trabajando muy bien. Eso ya se ha notado, y se va a notar mucho más. Si se une a esto a la enorme cantidad de gente que ya había, de lo que se trata ahora es de canalizarlo, de que haya sitios para tocar. Si formas a la gente y luego la mandas a su casa, no hacemos nada.
P. ¿Los mejores músicos vascos de jazz están en Pirineos Jazz Orchestra?
R. Son todos los que están, pero no están todos los que son, es evidente. Además, no es una formación cerrada. Ha contado y seguirá contando con colaboraciones tanto a la hora de tocar como de componer.
P. ¿Hay gran diferencia entre dirigir una orquesta de jazz, una big band, y una pequeña orquesta sinfónica?
R. Muchísima. En una big band hay una sección rítmica, una batería, un bajo y un piano, que son los que llevan el soporte del tempo, la base de todo lo que es el grupo, de los vientos, etc. La labor del director tiene que ser a partir de eso. Yo no le puedo marcar el tempo al batería, el batería me lo marca a mí. Es muy distinto a una orquesta sinfónica, pero muy divertido.
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