"Hacemos juguetes que fomentan valores"

Cristina Escudé (Terrassa, 1963) trabaja en lo que para todos los niños -y para los adultos que todavía llevan un niño dentro- es la imagen del paraíso: una enorme juguetería donde ni siquiera es necesario bajar por las escaleras; hay un tobogan al lado de cada tramo.

Pregunta. ¿Cuál es su característica más diferenciada?

Respuesta. El artículo. Desde el inicio fue material de madera, que no se encontraba en grandes distribuidores. Comporta que hay que saber muy bien lo que se vende. Cuando una persona pide "quiero algo para una niña de cinco años", tiene que haber una confianza especial. En sitios pequeños es más fácil, porque el trato es más personal.

P. ¿En Barcelona es distinto?

R. A la gente de Barcelona los tratan muy mal. Me quedé sorprendida. Al abrir la tienda en Barcelona, hace cuatro años, mantuvimos nuestra línea, un trato muy personalizado, asesoramiento continuo, permitir devoluciones. Si es posible, incluso recordar el nombre del cliente. No es tan difícil como parece, pero la gente se sorprende mucho de que la trates bien.

P. ¿La fabricación del juguete de madera sigue siendo artesanal?

R. Es artesanía pura y dura. Se hacen tiradas de 400 piezas, que para el mundo de la madera son cantidades grandes. En Cataluña había una docena de fabricantes de juguetes de madera. Actualmente debemos de ser tres.

P. ¿China es una competencia difícil?

R. Va por una vía mucho más industrializada, pero es un gigante que aprende muy deprisa. La suerte es que no son grandes creadores, son grandes copiadores.

P. ¿Exportan?

R. Muy poco, a tiendas parecidas a las nuestras. Son piezas muy frágiles, de transporte complicado. No sé si queremos crecer mucho en este sentido.

P. ¿Y fuera de Cataluña?

R. En España tenemos clientes muy, muy fieles. Prácticamente podemos llenar una tienda con los productos que tenemos, y se ve completamente diferenciada de lo que hay en el mercado. Con la globalización, los centros de las ciudades se transforman todos en lo mismo. Dar la nota discordante, que te hace diferente, es algo buscado.

P. ¿Fabrican en el extranjero?

R. Algunas cosas, pero preferimos trabajar aquí y dar nuestro aire a los productos.

P. ¿Cómo buscan los juguetes?

R. A lo largo del año estamos cuatro meses viajando, a ferias, principalmente. Nos dividimos la tarea entre mi madre, mi hermana y yo. Siempre buscamos cosas que tengan nuestro sello.

P. ¿Sus clientes son padres o niños?

R. Padres, y les alucina encontrar cosas con las que habían jugado de pequeños. Las preferencias de los niños van hacia los juguetes masivos, con los que les bombardea la publicidad. A veces los padres vienen con listas que ha preparado el niño, pero no tenemos marcas comerciales. Les damos explicaciones y deciden. Los niños nos conocen cuando ven algo en casa de un amigo.

P. ¿Los niños de hoy juegan en solitario más que los de antes?

R. Tienen que hacerlo. Siempre se dice "es que no saben entretenerse solos", pero un niño de dos años medio solo, no puede jugar con nada si no se le enseña.

P. No tienen página web. ¿Han pensado en utilizar Internet para vender?

R. La página está en construcción, un poco porque toca tenerla. Nuestro producto hay que verlo y tocarlo, no basta con leer las instrucciones.

P. ¿La tradición de la escuela activa catalana, a la que estuvo vinculada Barruguet, marca el tipo de clientes que tienen?

R. Es básica. La idea del juguete que fomenta valores y educación en el niño todavía es mucho más aceptada en Cataluña y en el norte de España. En este sentido, en Cataluña hemos sido pioneros.

P. ¿Cuál es su visión de futuro?

R. Estamos en un proceso de crecimiento paso a paso. Hace tres años abrimos en Barcelona y estamos acabando de digerirlo. Nuestra intención es crecer por tienda, para dominar de principio a final el proceso.

P. ¿Se deja de jugar en algún momento de la vida?

R. No debería ser así, pero muchas veces la vida se vuelve más seria y se deja de jugar. Si tienes hijos, no te permiten dejarlo. Si no lo has dejado y juegas con tus hijos, es fantástico.