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Mueren otros cuatro 'sin papeles' en la ruta hacia Canarias

En diez días han fallecido 11 inmigrantes cuando intentaban llegar en cayuco a las islas

José Naranjo

Cuatro inmigrantes de origen subsahariano, uno de ellos menor de edad, que viajaban en un cayuco con dirección a Canarias fallecieron en la madrugada de ayer, tres a bordo de la propia piragua y el cuarto durante su traslado en la embarcación de Salvamento Marítimo que acudió en su ayuda. Según el relato de los supervivientes, la barquilla había partido de Nuakchot hacía 10 días. Con estas cuatro muertes se elevan a 11 los sin papeles fallecidos a causa del frío y la deshidratación en los últimos 10 días cuando intentaban alcanzar las costas canarias en cayucos o pateras.

El cayuco fue interceptado con 32 personas a bordo por la embarcación Salvamar Alpheratz, a 100 millas al sur de Tenerife, el jueves por la noche. Tres de los inmigrantes ya habían fallecido. El mal estado de la mar complicó las labores de rescate y obligó a dejar a bordo del cayuco dos cadáveres, para volver de inmediato a Tenerife con los otros 30, uno de ellos muerto.

Durante el trayecto hasta el puerto de Los Cristianos, otro de los inmigrantes falleció, con lo que sólo 28 llegaron a tierra con vida. Los esfuerzos del personal sanitario por reanimar al que acababa de fallecer fueron en balde. De los supervivientes, dos fueron trasladados al hospital con hipotermia y deshidratación, y otro que presentaba una hipotermia menos grave fue recuperado en el muelle con suero y té caliente.

Los dos fallecidos trasladados a Tenerife, uno de ellos aparentemente menor de edad, procedían de Malí y Guinea-Conakry, según relataron sus compañeros de viaje, que explicaron que habían partido de la capital mauritana, Nuakchot, hacía 10 días. Las condiciones en las que se ha encontrado a estas personas y su relato entrecortado a pie de muelle indican que llevaban mucho tiempo sin comer. "Uno de ellos, senegalés, se bebió dos litros de agua mientras lo recuperábamos, algo increíble", comentó Austin Taylor, miembro de la Cruz Roja Española.

Otra embarcación de Salvamento Marítimo zarpó de inmediato en busca del cayuco que había quedado a la deriva, para recuperar los dos cadáveres que durante la madrugada no pudieron ser rescatados.

No fue la única barcaza que llegó ayer a Canarias. Otra, localizada a 12 millas al sur de La Gomera, transportaba a 82 subsaharianos, ocho de ellos aparentemente menores de edad, algo que se determinará cuando se les realice la correspondiente prueba ósea. Uno de ellos fue ingresado en el Hospital de La Candelaria por quemaduras de tercer grado en el 4% de su cuerpo, posiblemente provocadas por contacto fortuito con el caldero que utilizan para calentar el té durante la travesía. Asimismo, se atendieron dos hipotermias leves, algunas contusiones y varias quemaduras provocadas por el roce de la ropa con el agua salada, todo ello en el mismo muelle.

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Un tercer cayuco fue avistado a un centenar de millas al sur de Canarias con 109 personas a bordo. Todos sus ocupantes fueron trasladados hasta Tenerife en relativo buen estado, salvo cuatro deshidratados y algunos con roces y quemaduras. Cuatro de ellos son menores de edad. Con estos tres cayucos se elevan a 1.071 los sin papeles llegados a Canarias esta semana -incluidos los 90 rescatados por el buque hospital Esperanza del Mar- a bordo de 14 piraguas.

[El Consejo de Ministros aprobó ayer el Plan Integral de Seguridad para Canarias, que estará vigente hasta 2008, y que completará el despliegue del Servicio Integral de Vigilancia Exterior (SIVE) en todo el archipiélago. Para ello, se adquirirán dos nuevas embarcaciones y vehículos y equipo de vigilancia desde tierra, con la incorporación de 130 personas más. Además, se incrementará en 600 el número de policías, en 900 el de guardias civiles y en 150 el de las unidades de tráfico. El Gobierno también garantiza una dotación anual de 15 millones de euros para repatriaciones y asegura el mantenimiento del programa de desplazamientos a la Península].

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Sobre la firma

José Naranjo
Colaborador de EL PAÍS en África occidental, reside en Senegal desde 2011. Ha cubierto la guerra de Malí, las epidemias de ébola en Guinea, Sierra Leona, Liberia y Congo, el terrorismo en el Sahel y las rutas migratorias africanas. Sus últimos libros son 'Los Invisibles de Kolda' (Península, 2009) y 'El río que desafía al desierto' (Azulia, 2019).

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