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E.ON deberá vender el 32% del negocio de Endesa en caso de que prospere la OPA

La CNE impone 19 condiciones, entre ellas, que la eléctrica española se desprenda de la nuclear Ascó I

El consejo de la Comisión Nacional de la Energía (CNE) despejó ayer una incógnita que ha durado cinco meses. El órgano regulador aprobó autorizar, con 19 condiciones, la oferta pública de adquisición (OPA), por más de 25.000 millones de euros, del grupo energético alemán E.ON sobre la primera eléctrica española, Endesa.

E.ON tendrá que vender activos de Endesa equivalentes a 7.396 MegaWatios (el 32% del total en España, 3.450 en la península y el resto fuera) entre activos nucleares, centrales de carbón y los sistemas eléctricos de Canarias, Baleares, Ceuta y Melilla. Suponen el 18% del negocio de la eléctrica en España peninsular y el 16,3% de su negocio en todo el mundo. Se abre ahora otro periodo de agitación. Todas las empresas deberán tomar nuevas posiciones, mientras el Gobierno tendrá que aclarar cómo y a quién se pueden vender los activos de Endesa de los que se desprenda E.ON.

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En dos votaciones sucesivas, celebradas en la mañana de ayer, los nueve consejeros de la CNE descartaron por unanimidad vetar la operación o autorizarla sin condiciones. Se impuso, por nueve votos a cero, la luz verde condicionada. Las limitaciones concretas se cerraron en la noche de ayer. La discusión fue intensa. Tanto que en una de las votaciones para alcanzar un consenso, el consejero Jorge Fabra, adscrito al PSOE, se alineó con los representantes del PP.

Finalmente, E.ON, si acepta las limitaciones de la CNE, podrá controlar Endesa, sus filiales latinoamericanas y sus sociedades en Italia o Francia. Pero no podrá participar en la gestión de las centrales nucleares de Almaraz, Ascó II, Garoña, Vandellós y Trillo. Ascó I, que controla al 100%, deberá venderla por entero. Además, tendrá que vender activos en Baleares, Canarias, Ceuta y Melilla y deberá desprenderse de centrales eléctricas que utilizan carbón nacional como Compostilla (100% de Endesa), Andorra-Teruel (100%) y Anllares (33,3%).

Si se tiene en cuenta que el 29% de la potencia eléctrica instalada de Endesa es nuclear y que más del 32% utiliza el carbón nacional, las condiciones del órgano regulador podrían afectar a cerca del 40% del negocio de la eléctrica. Además, E.ON deberá mantener Endesa como sociedad jurídica (algo que ya contemplaba) y deberá asegurar, como hace en Alemania, que sus decisiones no ponen en riesgo el suministro. En suma, no podrá vender sin autorización.

Las condiciones, según fuentes al tanto del proceso, han tenido que ajustarse a lo previsto en el Real Decreto-ley del 24 de febrero, que amplió las competencias de la CNE y que declaró "estratégicos" una lista de activos en el sector energético. Entre ellos se incluyen "las centrales térmicas nucleares y las centrales térmicas de carbón de especial relevancia en el consumo de carbón de producción nacional, así como las instalaciones de producción, transporte y distribución de los sistemas eléctricos insulares y extrapeninsulares".

Las condiciones debatidas por la CNE han sido calificadas de "muy importantes" por fuentes del Ejecutivo, al margen de que puedan valorarse como "duras o no duras" Fuentes próximas al Ejecutivo, que negaron cualquier acuerdo con el grupo alemán, describían así la situación: "E.ON quería 100 y va a tener 60".

La eléctrica alemana se reservó cualquier valoración hasta conocer cuáles son las condiciones definitivas que aprueba el órgano regulador. Tampoco Gas Natural, cuya oferta está suspendida en los juzgados, quiso valorar ayer la decisión de la CNE.

Quien sí valoró la situación, por la vía del dinero y la inversión, fue el mercado. Endesa subió ayer un 4,34 % (cerró a 26,22 euros, por encima de la oferta de 25,4 euros de E.ON); Gas Natural subió un 3,5% (hasta 24,68 euros) e Iberdrola un 2,23% (cerró a 27,51 euros).

Las fuertes subidas indican que el dinero cree que aún hay beneficios por recoger en el sector. Está en juego la posibilidad de que Gas Natural mejore su oferta competidora por la eléctrica (19,3 euros por título de Endesa, parte de ellos en acciones) y está abierta la posibilidad de que Gas Natural se beneficie, como Iberdrola, de la venta de activos que emprenda E.ON. Todo ello agita unas aguas que no conocen la calma desde el verano pasado.

Tras conocerse la decisión de la CNE, el responsable de Economía del PP, Miguel Arias Cañete, criticó el "papel ridículo e intervencionista" del Gobierno en todo el proceso de la OPA. Reprochó al Gobierno que haya querido entregar "a toda costa" Endesa Gas Natural "por intereses políticos" y que con ello haya "vulnerado" la legislación de la UE.

Después de la decisión de la CNE de autorizar la OPA sobre Endesa, el comprador, E.ON, ocupa el centro de la pista energética en España. El grupo alemán tendrá ahora que decidir si acepta las condiciones o recurre. Más aún, si opta por recurrir, deberá pensar si lo hace en Bruselas, o se somete a la justicia española. En cualquier caso, E.ON se ha convertido en el primer actor de una obra larga. En el escenario también está, a la fuerza, Gas Natural. La compañía tiene que decidir si mantiene su oferta, mejorada porque el mercado la ha superado o, por el contrario, desiste en su idea de crear un gigante energético de gas y electricidad.

Endesa también tiene tarea. Su consejo, que no ha ocultado que prefiere la oferta alemana a la de Gas Natural, pero que a la vez ha manifestado su deseo de mantener su proyecto autónomo, tendrá que pronunciarse ante los accionistas. Y tendrá que decidir si solicita el levantamiento de las medidas cautelares que planteó en el juzgado mercantil número 3 de Madrid y en el Tribunal Supremo para que puedan competir las dos OPA en liza. Los jueces, por supuesto, tendrán la última palabra si Endesa da el paso.

Y para que no falte de nada, el Gobierno tiene que aclarar si se subastan o no los activos de los que se desprenda E.ON y quién puede acudir a la puja.

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