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El 63% de los británicos censura los vínculos de Blair con Bush

Una amplia mayoría de británicos censura los estrechos vínculos del primer ministro Tony Blair con el presidente de Estados Unidos, George W. Bush. Así se desprende de los resultados de una encuesta de ICM publicada ayer por The Guardian, según los cuales el 63% de los encuestados cree que Reino Unido tiene una relación demasiado cercana a EE UU, frente a un 30% que cree que la relación entre ambos países es la adecuada y sólo un 3% que estima que deberían estrecharse más los vínculos.

Incluso entre los votantes laboristas existe una mayoría (54%) que cree que hay demasiada cercanía en las relaciones angloamericanas. Ese porcentaje aumenta hasta el 68% entre los tories, que tradicionalmente se han apegado a la "relación especial" entre EE UU y Reino Unido para debilitar los vínculos con la Unión Europea, y alcanza un apabullante 83% entre los seguidores liberal-demócratas, muy críticos siempre con la actual política exterior norteamericana.

La encuesta ha sido realizada por teléfono entre 1.001 personas mayores de 18 años los pasados días 21 al 23 de julio, justo después de que un micrófono abierto desvelara una conversación privada entre Bush y Blair en la que el primer ministro daba la impresión de ser un hombre al servicio del presidente, y éste parecía tratarle con cierto desprecio.

Los asesores de Blair aseguran que aquella conversación lo que de verdad revela es su capacidad para adaptarse al medio y al interlocutor que tiene enfrente, pero la encuesta de ICM parece indicar que los británicos se quedan con la impresión de que ha sacado la mayoría de la clase política: Blair parece cada vez más la mascota de Bush.

Los británicos tampoco parecen coincidir con su primer ministro a la hora de analizar la crisis de Líbano. Un 61% opina que la reacción de Israel frente a los ataques de Hezbolá es exagerada, frente a un 22% que considera que no y un significativo 17% que no se pronuncia. Detrás de esta mayoría parece esconderse una opinión contraria a la actitud del Gobierno de Blair en esta crisis, en la que se ha negado a condenar la contundencia de los ataques israelíes, ha culpado a Hezbolá del origen del problema y ha dejado claro que un alto el fuego sólo es posible si ambas partes llegan a un acuerdo político.

Los analistas han visto detrás de la cautela de Londres un apoyo a la posición de Washington: dar tiempo a Israel para que dañe todo lo posible a Hezbolá antes de parar la campaña.

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