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Futuro sombrío para la misión

Las primeras instrucciones que recibieron los soldados españoles al llegar a Afganistán, en enero de 2002, fueron que extremaran el cuidado con las minas y que evitaran salir de los caminos. El primer ataque mortal contra estas tropas sobrevino en una carretera muy transitada, a causa de la explosión de una mina colocada antes del paso de un convoy. Afganistán es la misión más lejana a la que se han enfrentado las tropas españolas, que apoyan a la Isaf, la operación de la OTAN para estabilizar el país, en la que participan unos 8.000 efectivos de 36 países. Pero desde que comenzó la primavera, se ha convertido también en una de las misiones más peligrosas. El propio secretario general de la OTAN, Jaap de Hoop Scheffer, ha reconocido que se trata de "la misión más compleja de la historia de la Alianza Atlántica".

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La responsabilidad española se proyecta sobre la región oeste, relativamente tranquila, cuyo cuartel general se sitúa en Herat. Desde allí, protegen la reconstrucción de infraestructuras y desempeñan tareas policiales, como la escolta de las reuniones con funcionarios afganos. Además, realizan trabajos como la reparación de cañerías, instalaciones eléctricas o mezquitas, la instalación de sistemas de regadío o la construcción de hospitales y carreteras. Y recientemente se ha redoblado la vigilancia en la parte sur de la región española en previsión de las amenazas. Las tropas de la Isaf avanzan progresivamente desde el norte y el oeste de Afganistán hacia el sur y el este, donde están las provincias controladas por la insurgencia. Esto ha provocado un desplazamiento de los talibanes hacia la región oeste, donde han intensificado los ataques. "Están resistiendo para frenar el impulso de los aliados", explica Enrique Silvela, analista militar experto en Afganistán. "Todos los veranos hacen su campaña porque las condiciones del país les impiden atacar en invierno", ya que Afganistán es un país muy montañoso con un clima continental extremo. Silvela es "optimista ante la posibilidad de que la violencia remita en invierno, ya que puede ser el último intento talibán para sobrevivir".

Pero lo más probable es que la situación empeore mientras el verano lo permita. Los incidentes con españoles se reducen a un tiroteo sin heridos durante una patrulla de reconocimiento el pasado 15 de abril y al citado ataque con una mina anticarro que se saldó con un soldado muerto y otros cuatro heridos. Entre las tropas "se ha incrementado la preocupación por la seguridad en la zona", según el portavoz de la Asociación Unificada de Militares Españoles (Aume), Mariano Casado. Y es que unas mil personas, en su mayoría supuestos talibanes, pero también un centenar de policías, soldados y civiles, han muerto en Afganistán en 2006 por la escalada de violencia. A medida que la operación de la Isaf avance sobre el sur, la hostilidad irá in crescendo. Aunque "España no va a participar en la Fase III", según el embajador español ante la OTAN, Pablo Benavides. "Recientemente hemos aumentado el contingente", recuerda, "y no contemplamos formar parte de la operación sur donde están Reino Unido, Países Bajos, Canadá y Australia". Eso no significa que las seis provincias de la región oeste de Afganistán, controlada por España, estén exentas de riesgo. "No se puede decir que la zona es segura cuando acabamos de perder a un soldado", explica Benavides. "En estos momentos no hay zonas definitivamente seguras por los efectos de la ampliación al sur".

ESPAÑA EN AFGANISTÁN

-Hay 680 militares españoles bajo el mando militar de la OTAN.

-La última ampliación del contingente llegó en junio, cuando Defensa envió 150 soldados.

-De las 124 muertes en misiones de paz, 80 se produjeron en Afganistán o durante su regreso.

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