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Reportaje:

'Lofts' deportivos en el Raval

La fábrica de Can Ricart, del siglo XVIII, se ha convertido en un complejo de ocio y salud

Lluís Pellicer

"A partir de ahora vendré aquí con las nenas, que el otro gimnasio está lejos de casa". Dolors Jiménez, de 74 años, se paseaba ayer con dos amigas de más o menos su misma edad por el nuevo complejo deportivo de Can Ricart, en el barrio barcelonés del Raval. Las instalaciones están en el inmueble número 10 de la calle de Sant Oleguer, donde a finales del siglo XVIII se construyó una nave textil atribuida al arquitecto Josep Fontserè, autor de la reconversión de la Ciutadella en parque. Evoca esa época la fachada principal del complejo, que ha sido rehabilitada. Y sobre todo, su estructura: numerosas naves reconvertidas en modernos salones de gimnasia. Ahora, según reza el lema del complejo, es "una fábrica de salud". Numerosos lofts deportivos que desde el pasado día 10, cuando abrió sus puertas, gestiona el Club Lleuresport.

La piscina de 25 por 16 metros devolverá un equipamiento para nadar a los vecinos
El inmueble, atribuido al arquitecto Josep Fontserè, fue una industria textil

A Jiménez le preocupa la profundidad de la piscina, que asegura que va a ser el equipamiento que más usará. "Antes iba a las de Folch i Torres, pero nos las cerraron. Ésta parece que me irá bien, porque la monitora me ha dicho que tocas hasta la mitad", dice. La piscina cubierta de 25 metros de largo por 16 de ancho debe sustituir las antiguas instalaciones del Raval, que fueron derruidas por el precario estado en el que se hallaban. Desde entonces, los vecinos de la zona no tenían ningún equipamiento público para nadar.

Eso se ha solventado con un espacio cerrado por una gran vidriera y con mucha luz natural. A pesar de ello, el espacio es hasta algo fresco. Todo lo contrario que las salas contiguas. Son auténticas saunas en las que, sin embargo, hay de todo: ducha Vichy, fangoterapia, fisioterapia, estética... Pequeños cuartos con carteles que informan de las maravillas del agua. "Lluvia de esencias aromáticas: suaviza la piel y antiestrés. Relaja y activa la circulación sanguínea", lee algo incrédulo un visitante.

A Remedios le da "bastante apuro" acercarse hasta el complejo. Asegura que vivió en un bloque de pisos que hace 17 años se levantaba en uno de los extremos del polideportivo que ya existía en la confluencia de la Rambla del Raval y la calle de Sant Pau, y con el que Can Ricart conecta por el interior. "Era un piso enorme, con balcones. Hoy lo hablaba con una antigua vecina, una chica que entonces tenía unos 16 años. Salía a coser al balcón y su madre la arrastraba adentro cuando oía los piropos que le lanzaban los hombres desde abajo", explica la mujer. "Pero todo esto ahora ha quedado precioso", admite.

El complejo está en un solar de 6.328 metros cuadrados en la manzana comprendida entre las calles de Sant Oleguer, la Riereta, Sant Paul y las Tàpies. La restauración ha sido obra de los arquitectos Pere Buil y Jordi Fornells. Y tiene, por ejemplo, una sala de máquinas de fitness que encandiló a todos cuantos entraron en ella: una nave diáfana de dos plantas. Arriba, una galería, y abajo, hileras de máquinas de tonificación, de correr, de pedalear... Varios chavales se animan a correr por la cinta. Y enseguida lo hacen otras dos amigas, que se han decidido a cambiarse de gimnasio. "Ibámos al Frontón Colón, porque por aquí no había ninguno. Ahora vendremos aquí", aseguraron. Según el Ayuntamiento, en la primera semana de funcionamiento, unas 200 personas se inscribieron para usar las instalaciones.

Si Jiménez está deseando apuntarse para ir a nadar, sus dos amigas prefieren otras actividades. Después de subir con bastantes apuros las escaleras, que no tenían barandilla, se maravillan cuando llegan a una sala con máquinas de spinning. "¡Eso es lo que yo quiero hacer!", exclama una de ellas.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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