Fernando y el lobo
Un joven convive con animales salvajes desde que nació y copia algunas de sus actitudes a la hora de defenderse
Los ojos marrones de Richi son amenazantes; las orejas, de punta, y los colmillos de tres centímetros le asoman por el hocico. El único que puede acercarse a menos de medio metro de este lobo ibérico sin recibir una dentellada es Fernando Peralta, de 27 años. Ha convivido con lobos y otros animales salvajes desde que nació. Pasea con ellos y comen en su mano. Además, como los lobos, Fernando se defiende a mordiscos cuando algún animal le ataca.
Fernando ha acudido con Richi, sujeto con una correa, a los cursos de la Universidad Complutense en San Lorenzo de El Escorial a explicar a los alumnos las claves para tratar a los animales salvajes.
Richi, que pesa unos 30 kilos, sólo confía en este joven. La cara de Fernando fue lo primero que el cachorro vio al nacer, hace año y medio, algo clave para que confíe en él, según explica su dueño. Pasea con él y come de su mano pienso y ternera cruda. "Si un día dejara de hacerlo y le pusiera la carne en un plato, al siguiente empezaría a marcarme el territorio y no me dejaría volver a acercarme", asegura Fernando.
Este joven ha vivido en la misma casa que los animales cuando eran cachorros. Una vez que se hicieron adultos, pasa con ellos cada día en la sede de Fauna y Acción, situada en Los Santos de la Humosa (Madrid), donde hay 400 animales de diversas especies. Desde lobos, jaguares y panteras negras hasta serpientes y halcones que participan en documentales de naturaleza, películas y exhibiciones. Fernando es el que se ocupa de los animales más peligrosos. Pero es con Richi con quien pasa la mayor parte del tiempo. "Cuando me marcho de la finca me llevo el eco de sus aullidos", cuenta el joven. Ahora lo está preparando para la fama. De hecho, ya ha participado en el rodaje de dos documentales sobre la fauna ibérica.
A los nueve años, Fernando tuvo su primer arrebato lobezno. Intentaba cabalgar sobre un burro que le tiró al suelo. El animal se lio a bocados con su pierna. Y el niño no se lo pensó dos veces. Arrancó de un mordisco un pedazo de oreja del asno. Hoy, cuando Richi intenta atacarle, Fernando le muerde en el hocico. "Al primer aviso, tengo que responderle. El lobo siempre intenta mostrar su superioridad", explica.
Cuando Fernando nació, su madre ya tenía en casa nueve cachorros. "Siete de lobo y dos de leones. Yo fui el décimo", explica él. Su padre, un experto cetrero que colaboró con Félix Rodríguez de la Fuente en el rodaje de las escenas con aves rapaces de El Hombre y la Tierra, dirigía el Safari-Park de Madrid. Aquel recinto se convirtió después en el albergue que acogió a muchos de los protagonistas de la serie.
Tras el fallecimiento de su padre, cuando él tenía 13 años, el niño no siguió estudiando y se ocupó, junto a sus hermanos, del cuidado de los animales que su padre les había legado. "No me arrepiento de haber abandonado los estudios. Si hubiera estado todos estos años intentando licenciarme en Biología, hoy no conocería tanto a los animales. Una cosa es la teoría y otra es meter la mano en la boca del lobo".
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