Maragall se muestra orgulloso de dejar el autogobierno "más fuerte" que hace tres años
El Parlament despide al presidente con los diputados en pie, salvo los del PP, y el aplauso de la izquierda
Pasqual Maragall se mostró orgulloso ayer de poner fin a la legislatura dejando el autogobierno de Cataluña "más fuerte, más maduro y más protegido legalmente" que hace tres años, cuando llegó a la Generalitat el primer Gobierno de izquierdas desde 1980. Se mostró igualmente satisfecho de haber hecho este camino "largo, intenso y fértil" superando las dificultades que en algunos momentos le llevaron a pensar, dijo: "Que algunos querían poner a prueba [a la Generalitat como institución] y nuestra lealtad y voluntad de convivencia con los pueblos de España".
El presidente de la Generalitat aprovechó el anuncio de la fecha de las elecciones para despedirse del Parlament formulando un balance de los 935 días de su mandato. Señaló que la aprobación del nuevo Estatuto de Autonomía es el más importante éxito en este balance y aventuró que "más bien pronto que tarde se apreciará el avance sustancial que significa".
Con esta reforma impulsada por su Gobierno, dijo, Cataluña "ha afrontado su definición dentro del marco de la Constitución" y "ha cerrado un tiempo de no implicación en la política española". De esta forma, señaló: "Hemos hecho en tres años dos cosas que no se habían hecho en los anteriores 23".
En una intervención de 15 minutos que no abría debate, Maragall destacó también como un éxito de esta etapa que en ella se ha llevado a cabo la alternancia política, por vez primera tras más de dos décadas de gobiernos de un mismo color político. Y que la oposición "ha funcionado dignamente". Por esta razón, tuvo palabras de agradecimiento para los líderes de todos los grupos parlamentarios y sus portavoces, a quienes citó uno por uno, y a todos los consejeros que han formado parte de sus gobiernos.
Momentos muy difíciles
En el haber de esta etapa, Maragall incluyó también que se han ensayado formas de gobierno de coalición, de las que se mostró convencido de que, con variedades, seguirán adoptándose en el futuro, en Cataluña y en España.
Maragall recordó que durante su mandato se han "mejorado las instituciones autonómicas", comenzando por el Parlament y los consejos que de él dependen: el Consultivo, el del Audiovisual y el Económico-Social, y se ha ampliado la presencia y participación de las instituciones catalanas en el marco español y europeo, en las que se ha logrado el reconocimiento de la lengua catalana.
Junto a esto reconoció que ha habido momentos muy dificiles para el Gobierno, para los partidos representados en el Parlament e incluso "personalmente" para él. En algunos momentos llegó a pensar, dijo: "Que era cierto que algunos tenían la voluntad de poner a prueba hasta el límite la institución que he presidido y nuestra voluntad de convivencia leal con los otros pueblos de España, pero no lo han logrado".
A pesar de la fuerza de estos envites y de que las discrepancías entre el Gobierno y la oposición "han sido muy acusadas", Maragall aseguró que siempre ha intentado "evitar la ruptura del respeto institucional" y se mostró satisfecho de que "siempre haya habido un pilar sobre el que edificar nuevamente los puentes".
El presidente aprovechó para apuntar la dirección en que le gustaría dirigir su actividad en el inmediato futuro, después de las elecciones autonómicas. Destacó que bajo su mandato se ha puesto en marcha la Eurorregión y "la progresiva implicación euromediterránea de nuestro país". Y luego añadió: "No les oculto que me gustaría, en la medida de mis posibilidades, evidentemente modestas, a partir de noviembre contribuir en este escenario eurorregional y euromediterráneo".
A esta parte de la sesión parlamentaria de ayer, que salvo imprevistos era la última de la legislatura, asistieron desde la tribuna la esposa de Maragall, Diana Garrigosa; el secretario del Gobierno, Ernest Maragall, varios ex consejeros del Ejecutivo y numerosos altos cargos. Maragall explicó también que la decisión de no optar a un segundo mandato es una decisión "largamente meditada" y "tomada hace varios meses". Otra cosa es, añadió, "que no considerara conveniente anunciarla hasta después de refrendado el Estatuto".
La alocución cosechó un aplauso cariñoso de los diputados de los tres partidos de la izquierda y el presidente Maragall abandonó el hemiciclo con los diputados puestos en pie, salvo los del PP. Los dos grupos de la oposición consideraron que sus palabras se habían ajustado al sentido institucional pactado previamente.
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