Un enfrentamiento entre trabajadores de Izar y policías deja decenas de heridos en Sevilla
Un centenar de empleados del astillero trató de entrar a la fuerza en el Ayuntamiento
Los trabajadores del astillero de Izar en Sevilla endurecieron ayer su protesta tras el anuncio de que la privatización de la factoría se resolverá la próxima semana. Un centenar de empleados se dirigió por la mañana al Ayuntamiento hispalense para reclamar el apoyo del gobierno local. Su intento de entrar a la fuerza en la sede del Consistorio originó una carga policial, que se endureció notablemente cuando algunos manifestantes tiraron piedras contra los agentes y la fachada del Ayuntamiento. La refriega dejó más de 40 heridos y acabó con la detención de dos trabajadores.
La protesta sindical comenzó a primera hora de la mañana con el corte de una carretera de acceso al Puerto de Sevilla durante tres horas. "Los ánimos están muy crispados, las movilizaciones no se van a parar", anunció el presidente del comité de empresa, Gregorio Mora (CC OO). A los trabajadores, el fin del proceso privatizador les ha cogido a contrapié: representantes de los cuatro astilleros civiles afectados (Sevilla, Gijón, Sestao y Manises) se reunieron el miércoles por la mañana para establecer un calendario de protestas para forzar una nueva negociación antes de la adjudicación de los astilleros, prevista para dentro de un mes. Pero, por la tarde, la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) dejó claro que no habría más negociaciones al adelantar la fecha de adjudicación al próximo martes.
Los "ánimos crispados" se dejaron notar en el siguiente acto de protesta. Un centenar de trabajadores se dirigió al Ayuntamiento de Sevilla con la intención de recabar el apoyo de los concejales, reunidos en pleno. Tras unos minutos concentrados ante la fachada del Ayuntamiento, los manifestantes intentaron forzar la entrada en el edificio, cargando contra la barrera de agentes de la Policía Local. La acción de los trabajadores -tres policías locales sufrieron lesiones, según una nota posterior del Ministerio del Interior- originó la reacción de agentes del Cuerpo Nacional de Policía. La carga se endureció cuando algunos manifestantes arrojaron a los policías adoquines y cascotes, fáciles de hallar en las obras de la plaza del Ayuntamiento. Entonces se sucedieron las carreras, los porrazos y las pedradas.
Dos trabajadores tuvieron que ser atendidos de heridas en la cabeza, uno de ellos tras ser alcanzado por una pedrada de sus compañeros. Según Mora, que también se lesionó la muñeca, otros 24 manifestantes sufrieron golpes. Por su parte, el Ministerio del Interior informó de que, "como consecuencia de los impactos" resultaron heridos 15 agentes, tres con heridas graves.. El servicio de emergencias 061 atendió en total a 26 personas.
Dos detenidos
La policía detuvo a dos trabajadores por "atentado contra los agentes de la autoridad y un delito de daños". Según el relato policial, uno de los detenidos "propinó un puñetazo" a un agente y el otro lanzó piedras a otro funcionario. El presidente del comité de empresa negó esta versión y lamentó que la primera UVI que se desplazó al Ayuntamiento sólo atendiera a los policías. Tras las detenciones, los trabajadores se concentraron ante los juzgados para esperar a sus compañeros.
El alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín (PSOE), manifestó que comprendía las protestas laborales pero también expresó su "disgusto" por las actuaciones violentas. "La intervención policial ha sido brutal", opuso el concejal de Empleo, Antonio Torrijos (IU), "aunque los trabajadores no tenían que haber forzado la entrada". El PA y los sindicatos UGT y CC OO también criticaron la actuación policial.
El consejero de Empleo, Antonio Fernández, consideró que la protesta no se debía a razones sindicales sino a "problemas de otra naturaleza" y mostró su respeto a las reivindicaciones de los trabajadores, pero siempre "dentro de unos límites". Fernández dio por buena la solución planteada por la SEPI -"hay momentos en los que se debe tomar una postura"- y consideró que la oferta mejor puntuada para hacerse con la factoría sevillana, la de la empresa privada Astilleros de Huelva, cumple con las garantías de mantenimiento de empleo y carga de trabajo.
Frente a la exigencia sindical, que abogaba por una venta conjunta de los cuatro astilleros civiles, la SEPI ha optado por realizar adjudicaciones individuales ante la falta de ofertas conjuntas solventes.
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