Una niña nacida en el 12 de Octubre sufre parálisis en los brazos por una negligencia
Un tribunal condena al hospital a indemnizar a la familia por no practicar una cesárea
El hospital 12 de Octubre, dependiente de la Consejería de Sanidad, deberá indemnizar con 180.000 euros a la familia de una niña de cinco años que sufre parálisis en los dos brazos y secuelas cerebrales por las complicaciones ocurridas durante el parto. El Tribunal Superior de Justicia considera responsable de los daños al hospital porque los médicos no practicaron una cesárea que estaba indicada porque el bebé venía de nalgas, y la madre, que tenía algo de fiebre, dilataba muy lentamente. La pequeña sobrevivió tras pasar un mes ingresada en la UVI.
Lucía (nombre falso) tiene hoy cinco años y es una niña "espabilada, con amigos y bien integrada, aunque sigue preguntando muchas veces por qué ella no puede hacer lo mismo que sus compañeras del colegio", explica el padre.
La niña tiene una minusvalía reconocida del 54%. "El brazo y la mano derechas los tiene totalmente inmovilizados. Con la izquierda sí puede hacer la pinza y coger cosas. Pero, como no puede mover el brazo, si quiere coger algo que está en la mesa tiene que balancearse para que los brazos cojan impulso y le suban", añade.
Un "chichón crónico" es otra de las secuelas que sufre la niña. "Es por los daños en el cerebelo", órgano del sistema nervioso central que regula de forma inconsciente funciones como la respiración o el equilibrio. "Tiende a caerse mucho y, claro, como no puede protegerse con los brazos, siempre cae de cara. Le pasa desde pequeña, tiene varios puntos de sutura y se le ha ido formando un chichón que no se le va", relata el padre.
"Han sido cinco años duros. Ella va a rehabilitación desde que nació y mi mujer y yo hemos necesitado mucho apoyo. Pero la niña está bien y estamos contentos. El colegio público de Valdebernardo, con las clases de apoyo y la actitud de los profesores, ha sido muy importante en su desarrollo", reconoce el padre de la menor.
El embarazo de Lucía transcurrió bien. A los cinco meses, una ecografía realizada en el Centro de Especialidades de Villaverde reveló que la niña venía de nalgas. "El ginecólogo nos recomendó unos ejercicios de gimnasia para ver si se colocaba bien. Los hicimos, pero no sirvieron y el ginecólogo nos derivó al 12 de Octubre con la recomendación de que programáramos una cesárea". El 22 de enero de 2001, cuando se acercaba el parto, los padres de Lucía acudieron al hospital, pero "los médicos del servicio de urgencias no consideraron necesaria la realización de la cesárea, optando por dejar evolucionar el parto vía vaginal", recoge la sentencia.
Al día siguiente, la madre empezó a sufrir contracciones, volvió al hospital y la ingresaron por estar de parto, durante el que se produjeron las "siguientes incidencias", según el fallo judicial. "El periodo de dilatación no fue todo lo rápido que debía ser en un parto vaginal. Hubo fiebre materna. Se produjo una complicación denominada retención de cabeza última. Fue preciso la aplicación de fórceps...", detalla la sentencia.
La aplicación de los fórceps dañó irreversiblemente los nervios de los brazos de la niña, lo que le causó la parálisis. También le provocaron un hematoma en el cerebelo, lo que le ha provocado los problemas de equilibrio.
El sufrimiento fetal hizo que la niña dejara de recibir oxígeno durante algunos minutos, lo que hizo necesario ingresarla en la UVI inmediatamente desde el paritorio.
"Yo estaba fuera esperando. Al principio los médicos nos habían dicho que todo iría bien y que no le iban a practicar la cesárea. Luego empecé a ver los nervios en los sanitarios, las carreras y todo lo demás. Lo pasé fatal. Por un momento creí que se morían las dos", recuerda el padre. Lucía pasó en la UVI el primer mes de vida. "Nos dijeron que en cualquier momento se podía morir".
Lucha
La niña, sin embargo, fue recuperándose poco a poco y a las cinco semanas ya estaba en casa. Empezó entonces la lucha de sus padres para pedir responsabilidades al hospital. "Fueron médicos del propio 12 de Octubre quienes nos lo recomendaron. Presenté una queja en Atención al Paciente, pero no sirvió de nada".
Los padres contactaron entonces con la Asociación de Víctimas de Negligencias Sanitarias (Avinesa), que puso a su disposición el abogado Rafael Martín Bueno. Éste ha logrado que el juez diera la razón a la familia. "Los padres no fueron informados de los riesgos que suponía seguir con el parto vaginal. Los daños de la niña son la consecuencia de un error de los médicos, que no quisieron practicar una cesárea que era necesaria para salvaguardar la salud del bebé", concluye Martín Bueno.
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