Los partidos de izquierda acusan a Mas de querer deslegitimar el sistema parlamentario

La promesa efectuada por Artur Mas, que afirmó que renunciará a formar gobierno si Convergència i Unió no vence en las elecciones de octubre en número de escaños, se volvió ayer en contra del líder nacionalista. El Partit dels Socialistes, Esquerra Republicana e Iniciativa per Catalunya acusaron a Mas de querer deslegitimar el sistema parlamentario vigente en España, que, en caso de que ningún partido cuente con mayoría absoluta, obliga a las formaciones a construir mayorías parlamentarias para elegir a un presidente y formar gobierno.

El primer secretario del PSC, José Montilla, dijo que "lo normal" es que encabece el Gobierno "una de las listas más votadas", sin excluir que pueda repetirse la situación de 2003, cuando los socialistas formaron gobierno con ERC e ICV siendo la segunda fuerza del Parlament. Montilla no sólo defendió la legitimidad de cualquier pacto poselectoral, sino que también se mostró convencido de que CiU y el PP volverán a llegar a acuerdos si la aritmética parlamentaria que arrojen las urnas se lo permite.

Igual lo cree el portavoz parlamentario de ERC, Joan Ridao, quien ayer mostró su profunda desconfianza hacia las palabras de Artur Mas, quien la semana pasada también rechazó alcanzar cualquier "pacto estable" con el PP la próxima legislatura. "Cuando CiU y el PP se apoyaban en el Parlament siempre aseguraron que se trataba de un acuerdo ocasional: ahora pueden volver a hacerlo", aseguró Ridao, quien también recordó a Mas que en Cataluña "gobierna quien tiene mayoría para hacerlo, sea o no el más votado".

Recogiendo el testigo de Artur Mas, que retó a todos los partidos a comprometerse a no formar gobierno si no son los que más escaños logran, Ridao lanzó otro desafío al líder de CiU: "Que nos explique cosas prácticas; por ejemplo, si piensa, como dijo el pasado otoño, financiar la escuela pública a base del famoso cheque escolar", dijo en referencia a las medidas de corte neoliberal que Mas presentó durante una conferencia en el Palacio de Congresos de Cataluña.

Pero no sólo Convergència i Unió está interesada en saber si los partidos de izquierdas quieren reeditar el tripartito pasadas las elecciones. Ayer, Jordi Miralles, de Esquerra Unida i Alternativa, se pronunció en el mismo sentido e instó a sus ex socios de ERC y al PSC a "aclarar" cuanto antes sus prioridades de futuras alianzas de gobierno y si quieren "continuar haciendo girar al Gobierno de la Generalitat hacia la izquierda".

Pero antes de que todo esto ocurra, los partidos deben cerrar el año parlamentario, algo que ocurrirá mañana con la celebración del último pleno. Durante esta sesión Pasqual Maragall pronunciará un discurso de despedida, en el que Esquerra Republicana y el Partido Popular querrían ver aclarada la incógnita en torno a la fecha de las elecciones. También ICV apremió a Maragall a anunciar la fecha "lo antes posible".

Pero es improbable que el presidente les haga caso. Maragall ya anunció en su día que la fecha la comunicará "a finales de agosto". Y ayer, ante el nerviosismo de los partidos, el consejero portavoz, Joaquim Nadal, echó mano de la ironía para aclarar cómo será la convocatoria. O mejor dicho, cómo no será. "El presidente no convocará elecciones a finales de agosto y bajando de una montaña", afirmó, haciendo referencia a lo que hizo Jordi Pujol, en 1999, tras culminar el pico Aneto. "No se seguirá este formato", remachó Nadal.