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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

A la italiana

Italia se impuso a Francia en la final del Mundial 2006. Fue un triunfo rácano, a la italiana, bastante inmerecido, decidido en los penaltis. Pero así es el fútbol. No quien más busca el triunfo lo logra. Los azzurri se apuntan su cuarta copa, un revulsivo anímico frente al escándalo que vive el calcio. Lástima que la noche se viera empañada por el mal carácter de Zidane, que condujo a su expulsión por agresión a Materazzi en la prórroga. Zizou, un grande entre los grandes, dijo adiós al fútbol no sin antes haber admirado a los espectadores del Olímpico de Berlín con su maestría y la sangre fría en adelantar a su selección con un máximo castigo al inicio del partido.

Es paradójico que ni franceses ni italianos partieran como favoritos. Y más aún que a los primeros se les tildara de acabados antes del comienzo. Allez les vieux!, gritaban sus seguidores mientras se relamían viendo cómo derrotaban en octavos a la joven España. Una vez más, los nuestros no han sabido superar el trauma psicológico pese a desarrollar a ratos un fútbol divertido. Hubo quizás demasiadas e hinchadas expectativas a través de la prensa. Al menos, sirvió para generar ilusión, alimentada de un sano patriotismo.

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No ha sido una Copa espectacular en lo que a juego se refiere. Reflejó el triunfo del conservadurismo. Pocos jugadores jóvenes han sobresalido sobre los veteranos, y quienes venían con una vitola de futuro (Messi) apenas han podido jugar. Ha sido el fracaso de Brasil y Argentina y el triunfo de Europa; de una Europa que no ilusiona pero que al final está siempre ahí: los cuatro semifinalistas -Italia, Francia, Alemania y Portugal- son miembros de la UE. En organización, en cambio, hay que darle sobresaliente al país anfitrión, Alemania: estadios llenos, pocos incidentes y éxito económico. El fútbol continúa vendiendo, a pesar de que el balón está cada vez más relegado: pocos goles, defensas impecables y resultadismo. Ahora es el turno de África, escenario por primera vez en la historia del próximo Mundial, en 2010, en Suráfrica.

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