Un trauma que no se supera sin tratamiento psicológico
Cuando una persona sufre un asalto a la vivienda mientras está dentro, suele padecer estrés postraumático. Tras las violaciones y las agresiones sexuales, es la vivencia más grave para la estabilidad emocional de las personas, de las que algunas no se llegan a recuperar en meses. Y eso, siempre que cuenten con la colaboración de especialistas, como los psicólogos o los psiquiatras.
"La víctima suele sufrir un agravamiento de una alteración emocional que padezca. Hay que tener en cuenta que han violentado su intimidad, se han metido en el domicilio, que es una de las partes más privadas de la persona y más si ocurre mientras está durmiendo", recuerda el psicólogo penitenciario Juan Romero Rodríguez, que lleva 25 años trabajando en la cárcel de Pamplona.
Ese estrés postraumático se traduce, según Romero, en varios síntomas, como sensación de agobio, ansiedad o insomnio. A veces, es una mezcla de todos estos elementos. "A la gente le da por llorar. Cada vez está más nerviosa porque no puede dormir. Eso deriva en incertidumbre y en angustia, lo que puede generar alteraciones de comportamiento, como gritos a otros familiares", añade el especialista forense.
El caso se ve agravado además si hay personas a su cargo, en especial, que no se valen por sí mismas, como niños o ancianos. El tratamiento consiste en reconocer los síntomas y tomar medicación para calmar la ansiedad. "Muchos pacientes no acuden al psicólogo o tarda mucho en ir porque piensan que lo que les ha ocurrido es una anécdota, pero antes o después todo este trauma sale", afirma Romero.
El periodo de tratamiento varía en función de las personas. En una persona joven, con una actividad laboral alta, suele bastar con unas dos semanas, mientras que en pacientes con más de 70 años puede alargarse más de seis meses. "No es ninguna broma y en estos asaltos lo de menos es el dinero", concluye el psicólogo.
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