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Crítica:ÉTNICA | Khaled
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Genes norteafricanos

Llegó risueño, confiado, gesticulante, vacilón, en forma y con ganas de pasárselo bien con el público. Empezó con un melisma arábigo-andaluz y cantó durante prácticamente dos horas. Sin bises. El más famoso de todos los artistas norteafricanos, Khaled, una estrella más allá de la comunidad magrebí, lo entregó (casi) todo y estuvo generoso con esa voz rica en registros: una de las grandes voces de la música popular.

Khaled tiene un vínculo con España. Nació en un barrio portuario de Orán, la ciudad más andaluza de Argelia, en la que todavía se encuentran apellidos como Cano o Torres. En los años cincuenta, Juanito Valderrama actuaba en el Richelieu, Carmen Sevilla en el Casino y en el cine Roxy se proyectaba La copla de la Dolores. De niño veía Televisión Española -girando la antena de la azotea hasta poder captar la señal únicamente si hacía buen tiempo- y disfrutaba con las películas de Joselito, los programas de variedades del sábado por la noche y los anuncios -en la cadena estatal argelina no había-. Y su madre -tanto ella como el padre de Khaled hablan castellano- le traducía las coplas flamencas.

Khaled

Khaled Hadj Brahim (voz), Damian Schmitt (batería), Maurice Zemmour (bajo), Elie Chemali y Mustapha Didouh (teclados), Alain Pérez (guitarra), Bachir Makari (percusión), Nicolas Gueret (saxo), Philippe Slominsky (trompeta), Dominique Miletti (trombón) y Abdelouahed Zaim (laúd). Veranos de la Villa. Conde Duque. Madrid, 6 de julio.

Le acompaña una banda robusta y cohesionada, con los teclados, batería y metales muy bien puestos, que no tiene reparos en acudir a rock, funk o tumbaos latinos. La música del argelino siempre ha sido abierta aunque a partir de una base -el raï- muy sólida. El raï, como el flamenco, es un grito de libertad, de sufrimiento. Y un estado de ánimo. La presencia del laúd le confiere autenticidad.

Escribe material contundente y bailable como Ya rayi o El-H'Mam, del último disco, o sus clásicas N'ssi N'ssi y Didi. Y convencen sus alegres rumbitas con sabor a Mediterráneo igual que antaño las de Peret o Los Chunguitos: hay memoria de verbenas veraniegas en determinadas canciones. Se envolvió en la bandera verdiblanca con media luna roja de Argelia que le subió un espectador y colgó sobre ella una bufanda roja con el nombre de Marruecos. Era la foto del concierto. Antes, el público había tenido que pasar por un chillón detector de metales no se sabe si por esos rumores de amenazas integristas que suelen rodear a Khaled. Se despidió con Aïcha -algunos se la estuvieron pidiendo con pesada insistencia- y volvió a realizar una faena importante.

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