Ver trabajar

Es graciosa esta "ópera de música imaginística" de Giorgio Battistelli (Albano Laziale, 1953), en la que no hay más argumento que ver cómo 16 artesanos realizan su trabajo. Un pastelero, un cantero y parejas de toneleros, carpinteros, empedradores, albañiles, herreros, afiladores y zapateros van cumpliendo su obligación durante la hora que dura esta pieza cuyo único asunto es que el público les vea trabajar -currar, iba a decir-. Es una pena que el texto -que leyó con la suficiente distancia Rafael Higón- se limite a enunciar algo así como pies de ilustraciones mientras los trabajadores se afanan en lo suyo.

Un poquito de poesía o de realismo -incluso crítico, todavía posible en 1981, fecha de estreno de la obra- potenciaría por mil esta sucesión de percusiones -y cuatro enunciadoras voces femeninas- que, de esta forma, lo que deja en el espectador es, sobre todo, la admiración por cómo, en sólo 60 minutos, puede empedrarse un espacio considerable, dejar finísima una masa, remendar unos cuantos zapatos o montar un tonel de tamaño natural. Con otra letra, la música -elemental pero eficaz- hubiera tenido mucho más sentido y el conjunto irradiado una cierta emoción.