El espíritu y la carne

A estas alturas es difícil decir si la polémica ha perseguido la obra de Andres Serrano o si es su obra la que ha acabado persiguiendo la polémica. No hay referencia a su trabajo que no comience aludiendo al escándalo y a la reacción conservadora que suscitó en su país la que es su pieza más conocida, Piss Christ (1987), la imagen de un crucifijo sumergido en orina, presente en esta exposición. No cabe duda de que los temas que aborda son, por naturaleza, conflictivos: el sexo, la religión, la raza o la muerte; pero su conflictividad deriva más de los límites morales y religiosos de quien observa sus imágenes que de la voluntad, o quizá la capacidad, de trasgresión del artista. Si algo define la trayectoria de Andres Serrano, más que su posicionamiento crítico en lo social, político o religioso, es el haber desarrollado una estética muy personal basada, por un lado, en la reelaboración de referencias pictóricas perfectamente definidas y, por otro, en el uso de lo que se podría definir como una cierta retórica fotográfica. Referencias pictóricas que se manifiestan en la preferencia por géneros como el retrato y la naturaleza muerta, el formato monumental de sus figuras, o la iluminación y la composición con reminiscencias, y en ocasiones trasposiciones literales, de maestros como Caravaggio, Zurbarán, Velázquez, Ribera o Rafael, entre otros.

Y una retórica fotográfica basada en la transparencia de la fotografía, su capacidad descriptiva y la literalidad del pie de foto, que conforman una suerte de realismo saturado generador de connotaciones y yuxtaposiciones de sentido, que es probablemente donde se encuentra lo más interesante de su propuesta. La exposición abarca desde las primeras obras de mediados de los años ochenta, en las que ya se manifiesta su gusto por la simbología y la iconografía religiosa (Pietà, Heaven & Hell), hasta su último proyecto, América, realizado tras los atentados del 11-S en Nueva York. En medio, los fluidos corporales, composiciones de inspiración abstracta y geométrica realizadas con orina, sangre, semen y leche; las imágenes de inmersiones de símbolos religiosos en dichos fluidos, entre las que se encuentra la famosa Piss Christ; las fotografías de cadáveres en la morgue; los retratos de los sin techo (Nomads) y los de los miembros del Ku-Klux-Klan; el registro de los espacios religiosos y de los hombres de la Iglesia de la serie The Church; algunas obras de su particular interpretación de los sueños con reminiscencias freudianas, y piezas de sus series Budapest y A History of Sex, sobre la representación del sexo, el envejecimiento, la belleza o las caprichosas formas que adopta el amor.

Sin duda una amplia retrospectiva que, no obstante, presenta serios desequilibrios en la selección de la obra. Hay tres series cuya adecuada lectura es prácticamente imposible, no sólo por la escasez de obra presentada, sino también por la elección de las piezas, se trata de Budapest, A History of Sex y The Interpretation of Dreams. Además de un encaje confuso y forzado en el espacio expositivo, se ha descargado a Budapest y a A history of Sex de la rotundidad y explicitud que tienen en cuanto al tratamiento del sexo, elemento que además fundamenta estos dos bloques de trabajo. Y precisamente es esta última serie, junto a las de la morgue y los fluidos corporales, lo que a mi juicio se mantiene como lo más interesante de la producción de Andres Serrano. Aquellas obras en las que las referencias pictóricas están más diluidas y en las que la redundancia sobre su particular retórica fotográfica se pone de manifiesto haciendo que aquello que vemos trascienda su significado inmediato.

Esta exposición hace un excesivo hincapié en America, su último trabajo, una propuesta que aporta poco a su trayectoria, ya que repite en buena medida las claves estilísticas desarrolladas en su anterior serie dedicada a los nómadas, y contiene un discurso, tan explícito como ambiguo (visto desde Europa), en torno a lo que constituye y configura la nación americana, o lo que es equivalente, "su idea" de lo que es América. Una idea sorprendentemente cercana a la encarnación del sueño americano en su vertiente de integración, igualdad y oportunidades.