Sin un atisbo de piedad
Algunas afirmaciones del artículo La verdad del matrimonio, firmado por Jesús de las Heras Muela en la edición del 2 de julio de EL PAÍS, deberían mover a la compasión o a la ironía si no fuera porque proceden del director de la revista Ecclesia, que parece representar la posición oficial de la Iglesia católica, una institución que, además de otras funciones, sigue actuando en nuestro país como grupo de presión con enorme influencia política y social que trata de defender privilegios no sólo celestiales.
Resulta irritante que los sectores más conservadores de la Iglesia, actualmente dominantes, traten de imponer su moral y sus códigos de costumbres como los únicos realmente humanos y dignos de ser defendidos. El señor De las Heras arremete sin un atisbo de piedad o comprensión contra todas las formas de amor y afecto que se manifiestan fuera del matrimonio tradicional (canónicamente santificado, faltaría más), llegando al colmo del atrevimiento al afirmar, recurriendo a una cita cuyo origen desconozco, que esas formas de relación humana se basan en "el amor débil".
Lo más triste es que la diatriba del señor De las Heras viene al hilo de la próxima visita del Papa a España, con todos los beneplácitos, representaciones y, claro está, financiación de unos poderes públicos que aún siguen otorgando a la Iglesia católica un injusto trato de favor. Me hubiera gustado que esta visita sirviese para reavivar entre la jerarquía católica y quienes siguen sus mandatos el debate sobre las múltiples injusticias y desigualdades que asolan nuestro planeta, pero no, lo importante sigue siendo defender a machamartillo una concepción arcaica e intolerante de una de las capacidades más sublimes del ser humano, el amor, que, pese a quien pese, seguirá resistiendo categorías, definiciones y condenas.
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