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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Yo también soy familia

Hace ya un año que se aprobó una ley que, aunque algunos se empeñen en decir lo contrario, es beneficiosa para todos. Nada tiene que ver que ésta afecte a un colectivo minoritario o mayoritario, lo importante es que en nuestro país se están dando pasos de gigante hacia la plenitud de derechos y la igualdad entre ciudadanos. Ya no existen ni las barreras, ni las discriminaciones legales. No olvidemos que a fin de cuentas la finalidad de toda democracia es la defensa de las personas y de sus libertades, y que ésta debe avanzar al mismo ritmo que la sociedad.

Paso a paso, ley a ley, nuestro país es ya uno de los más avanzados socialmente del mundo. Y a día de hoy, la democracia española es objeto de deseo de muchos otros países y sociedades.

Todo esto ha sido fruto de décadas de mucho trabajo, lucha y sufrimiento y ahora, con las últimas leyes aprobadas, se ha recorrido gran parte del camino hacia la igualdad, consiguiendo la parte legal, pero aún queda otra tarea no menos ardua, la de conseguir la igualdad social, y erradicar todas las "fobias" que nos azotan, ya se llamen homofobia, transfobia, xenofobia... de aquellos que no tienen la capacidad de mirar más allá de su persona y ponerse en la piel del otro. Y es que algunos deberían dejar de lanzar tanta perorata y escuchar sus propios sermones desde debajo del púlpito para aprender de ellos. Porque, ojo, no nos dejemos engañar, aunque la gran mayoría de los habitantes de nuestro país han demostrado una gran madurez dando su "sí" y apoyando el avance de nuestra sociedad, aún queda una porción, entre ellos los sectores más influyentes y ruidosos, que siguen anquilosados en un pasado muy beneficioso para ellos, pero que nada tiene que ver con nuestra realidad social, y no permite visión alguna de futuro para el resto de la sociedad.

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Por desgracia, la gran paradoja es que estos derechos no son ni apreciados ni valorados por aquellos que los poseen, y sí por quienes los anhelan.

Yo que soy mujer, trabajadora, casada con otra mujer y que desea tener hijos, creo que con este currículo nunca me dejarán entrar en el reino de los cielos, pero habré vivido con la dicha de ser libre, y feliz de amar y sentirme amada, y... que me quiten lo bailao.

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