Alemania reforma su sistema federal para agilizar los cambios legislativos
Los Estados federados podían bloquear hasta ahora en la Cámara alta la mayoría de las leyes
El Bundestag (Parlamento) aprobó ayer la mayor reforma constitucional de la historia de la República Federal de Alemania con el fin de agilizar el proceso legislativo. Triunfó el segundo intento de llegar a un compromiso para reformar el sistema federal, después de que hace año y medio los dos principales partidos dieran por fracasadas las conversaciones. Con 428 votos a favor, la gran coalición de gobierno -socialdemócratas y democristianos- logró la mayoría necesaria de dos tercios, 410 votos, a pesar del escepticismo que había incluso en las propias filas.
Sólo 20 diputados de la coalición se abstuvieron u opusieron al cambio constitucional. En total, 162 parlamentarios votaron contra la reforma y tres se abstuvieron.
"Demostramos con esta reforma que tenemos coraje para acometer cambios", dijo la canciller, Angela Merkel, en el debate anterior a la votación. Merkel habló de una "oportunidad histórica" y del enorme trabajo y las arduas negociaciones que requirió el compromiso. "Pero estamos convencidos de que las bases están ahora bien sentadas", añadió la canciller y presidenta de los democristianos.
Alrededor del 60% de las leyes que se aprueban en el Bundestag tienen que someterse a votación también en el Bundesrat, Cámara de representación de los Estados federados. Con frecuencia es la oposición la que tiene la mayoría en esta Cámara, con lo que puede demorar la aprobación de las leyes, o diluirlas en una llamada "comisión de mediación". A partir de enero, sólo del 30% al 40% de las leyes aprobadas en el Bundestag tendrán que pasar también por el Bundesrat.
Estado más transparente
Ésta es una enorme oportunidad para el Bundestag, ya que los debates en esta casa serán más vivos e intensivos porque cada diputado sabrá que no hay una segunda línea de compromiso: "Debo responder por aquello que decido aquí", señaló Merkel, en referencia al menor número de leyes que tendrán que pasar por la otra Cámara. La canciller expresó su esperanza de que "la actividad del Estado sea más transparente".
A cambio de renunciar a su derecho a opinar sobre las leyes a través del Bundesrat, los Estados federados reciben del central una serie de competencias sobre las que podrán legislar sin intromisiones. Hasta el último momento se negoció sobre los detalles. Por ejemplo, se introdujo la posibilidad de que el Estado central apoye financieramente a los Estados federados en lo que se refiere a universidades e investigación, aunque para disgusto de algunos socialdemócratas y de la oposición, no podrá hacerlo en los colegios.
"Los diputados regionales no son por principio más tontos que los del Bundestag", dijo el jefe del grupo parlamentario socialdemócrata, Peter Struck, para tranquilizar a los críticos de la transferencia de competencias. Struck señaló también que el Bundestag vigilará el buen funcionamiento de la nueva ordenación de competencias para actuar en caso necesario.
Por su parte, el Estado central recibirá, en exclusiva, competencias que hasta ahora no tiene o comparte con los Estados federados, como la coordinación de la policía de lo criminal (BKA) en caso de peligros que afecten a varios Estados federados, la expedición de pasaportes y documentos de identidad, armas y explosivos y energía nuclear.
Críticas de la oposición
La llamada madre de todas las
reformas, tendrá que ser aprobada el próximo viernes en el Bundesrat por una mayoría de dos tercios, si bien sólo dos Estados federados -Schleswig-Holstein y Mecklemburgo Antepomerania- han expresado sus reservas. Su aprobación se considera, por tanto, casi segura.
La oposición criticó con dureza la reforma del sistema federal por permitir que Estados federados con diferente potencia económica regulen los sueldos de los funcionarios. Los críticos temen que los Estados más ricos puedan atraer a los mejores funcionarios y lo consideran federalismo competitivo frente al federalismo solidario. También la transferencia de penitenciarías y residencias de enfermos y ancianos ha sido muy criticada, ya que permitiría grandes diferencias entre Estados ricos y pobres.
El presidente de los liberales, Guido Westerwelle, lamentó que esta macrorreforma no incluya el capítulo más importante, el de las finanzas. Las transferencias financieras entre el Estado central y los Estados federados se abordarán después del verano en una segunda fase, para la que Angela Merkel ya ha acordado con los primeros ministros de los Estados federados una "lista abierta de temas" a tratar.
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