_
_
_
_
_

Reparos a la luz verde para el vuelo entre los ingenieros de la agencia

El responsable de seguridad de los transbordadores es un antiguo astronauta y comandante de estas naves, Bryan O' Connor. Él ha manifestado sus objeciones al lanzamiento ahora del Discovery porque considera que es alto el riesgo de que sufra desperfectos graves. Así lo expresó en la reunión del 17 de junio del comité de más alto nivel de la NASA que dio luz verde a la partida de la misión. Junto con él se manifestó contra esta decisión el ingeniero jefe, Chris Scolese.

Ambos explicaron después que su preocupación se centra en la nave, no en la vida de los astronautas, porque la tripulación, caso de producirse algún desperfecto potencialmente fatal en el transbordador durante el lanzamiento, podría refugiarse en la Estación Espacial Internacional (ISS), con los dos colegas que están ahora allí, y esperar una misión de rescate.

En esa misma reunión se gestó el despido de otro astronauta, Charles Camarda, que era ingeniero jefe del Centro Espacial Johnson, encargado del control de la misión. Camarda, que voló en la anterior misión del transbordador, no ha explicado las discrepancias que le llevaron al traslado a otro organismo vinculado a la NASA, pero sí comentó a sus colegas en un mensaje electrónico el orgullo que le produjo que se levantaran y expresaran su desacuerdo sobre las condiciones del vuelo en la reunión del 17.

Sin acuerdo

"Ha habido puntos de vista muy diferentes acerca de si estamos listos para volar o no", declaró después de la reunión el director de la NASA Michael Griffin. "Pero no puedo seguir toda recomendación que me da cada miembro de mi equipo, especialmente cuando no están de acuerdo entre ellos". Reconoció que era un procedimiento bastante irregular consentir el lanzamiento de un transbordador sin la opinión favorable unánime de los máximos responsables.

El problema principal para O'Connor y Scolese es que, aunque se han realizado modificaciones de la capa aislante externa del gran depósito de combustible del transbordador, de 15 pisos de altura, no se han eliminado todas las potenciales fuentes de fragmentos desprendidos.

Fue precisamente uno de estos fragmentos desprendidos durante el lanzamiento el que dañó fatalmente el Columbia en 2003 y motivó la catástrofe durante la reentrada en la atmósfera al regresar a la Tierra. Por las fisuras abiertas en el borde de ataque de un ala por el impacto de la gomaespuma entró en la nave un chorro de gas incandescente que causó su destrucción en el aire con siete astronautas dentro.

Griffin reconoció que hay prisas en la NASA para que vuelvan a volar los transbordadores y se puedan realizar cuanto antes las 16 o 17 misiones necesarias para completar la ISS y posiblemente reparar el telescopio espacial Hubble antes de que estas naves sean retiradas de servicio en 2010.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_