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'Rap' en el medievo

Gregory Doran, director de la Royal Shakespeare Company, se ha enfrentado en este montaje a la totalidad de los cuentos de Chaucer, en esta ocasión adaptados por Mike Poulton, que mantiene toda la carga del medievo inglés del original, pero con una revisión que los hace comprensibles al espectador de hoy, que puede ver la totalidad de los relatos en dos partes.

El montaje aborda unos cuentos que, tal y como afirmaba Doran momentos antes del estreno, son especialmente vigentes y provocativos, "lo que no deja de ser fascinante tratándose de un autor que los escribió hace 600 años", señala el director en relación a Chaucer, considerado el padre de la literatura británica.

Los relatos los van narrando unos peregrinos que se dirigen a la catedral de Canterbury, cuyas historias han sido puestas en escena tanto por Doran como por Rebecca Gatward y Jonathan Munby, que han introducido como parte fundamental del montaje música medieval y moderna, e incluso rap. Y es que Doran sostiene la teoría de que ese tipo de música es perfectamente asimilable a la Edad Media y a la obra de Chaucer: "Estamos ante unas aventuras que están llenas de actualidad, porque reflejan la vida y lo más profundo de la condición humana".

Al igual que sus compatriotas de Cheek by Jowl, la Royal contó con afamados directores entre sus espectadores. José Manuel Castanheira, director del teatro nacional Doña María de Lisboa, fue uno de los que asistieron a la representación: "El espectáculo es profundamente interesante, marcado por esa gran vitalidad, ese nivel actoral excepcional y por una lectura correcta de la obra con la que han conseguido una conexión muy fuerte con el público, lo que es fundamental a la hora de transmitir a los clásicos...; todo transpira la gran experiencia que tiene esta gente en su trabajo con los clásicos, todo hecho para el gran público sin caer en la sofisticación y con la permanente preocupación de tener una gran complicidad con el público".

Teatro clásico

En términos similares se expresaron otros directores que se encontraban en Almagro para sentar las primeras bases de lo que será el Cicla (Centro para la Interpretación de los Clásicos), una plataforma de trabajo impulsada desde el festival de Almagro. Los participantes se comprometen a ahondar en el teatro clásico, tanto en su forma como en su contenido, y estudiar el lenguaje de estos textos, su pensamiento y su significado histórico, en cuanto raíces y fuente de energía para la sociedad contemporánea.

Eduardo Vasco, director de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, señaló que el Cicla debería ser un instrumento "para enriquecernos unos a otros y ver más allá de lo que se tiene que esperar de un clásico". Los miembros del Cicla tendrán una próxima cita en Almagro en otoño y a partir de ahí se espera que de estos encuentros surjan seminarios, debates, talleres, publicaciones, coproducciones, filmaciones, exposiciones e incluso producciones.

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