Un libro resalta la riqueza de la poesía medieval en Andalucía
La antología reúne poemas de autores musulmanes y cristianos
La Andalucía medieval fue un escenario notable para la poesía. El profesor Antonio Castro (Villanueva del Ariscal, Sevilla, 1947) acaba de publicar Poesía medieval en Andalucía en la editorial Almuzara. Castro ha seleccionado algunos de los poemas más representativos de este periodo histórico. Autores musulmanes y cristianos trazaron unas propuestas poéticas que laten aún con fuerza.
Poetas árabes de la talla de Al-Mutamid o Ibn Quzmán dejaron constancia de su talento en un territorio donde las tres culturas florecieron en una literatura rica y diversa. La poesía tradicional, en la que brillan las jarchas y la lírica castellana del villancico, es un núcleo formidable del que se ha nutrido la literatura española hasta hoy. La poesía épica -con los pasajes andaluces del Poema de Mio Cid- y el romancero dan forma a otro deslumbrante conjunto de joyas. Finalmente, la poesía cancioneril, con escritores como el Marqués de Santillana o Juan de Mena, completa la aportación andaluza a la poesía medieval.
¿Tiene la poesía medieval andaluza unas características específicas? "Lo pongo un poco en duda. La mayoría de las tendencias de la poesía son comunes en el ámbito de la península Ibérica e, incluso, en un ámbito europeo. Se dan muchas corrientes literarias que abarcan el ámbito general o, por lo menos, del Occidente europeo", explica Castro, que es doctor en Filología Hispánica por la Universidad Hispalense. Castro impartió clases en la Universidad de Carolina del Norte (EE UU) en Chapel Hill. Actualmente es profesor de Lengua y Literatura Española en el IES Triana de Sevilla.
La poesía arábigo-andaluza ejerció una influencia enriquecedora. "La poesía andalusí alcanza una mayor madurez que la poesía en lenguas romances. Hay una teoría que defiende que la poesía árabe hispánica es la que influye en la primera poesía lírica europea. Muchos conceptos de la poesía lírica árabe se reproducen en la poesía cortesana en sus manifestaciones gallego-portuguesa y catalana", afirma Castro.
"Los temas básicos que cultivan los poetas árabes provienen de Oriente. Al principio, es una poesía de imitación. Con el califato adquiere madurez. Destaca el tema del amor: heterosexual, homosexual, en tríos... Siempre desde una perspectiva bastante sensual. También cultivan temas muy relacionados con lo sensorial: la naturaleza, el campo, las flores, los frutos, el agua...", afirma el autor de la antología.
El romancero es uno de los capítulos inesquivables de la literatura española. "Los primeros poemas conservados del romancero son del siglo XIV. La gran manifestación del romancero es en el siglo XV. Lo que prima más son romances históricos y, sobre todo, fronterizos. Básicamente, en el siglo XV la frontera de Castilla es con el reino de Granada. El romancero traduce episodios de esta guerra político-religiosa entre el islam y la cristiandad", concluye Castro.
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