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Reportaje:

Por qué el médico arriesga más su salud

Un estudio muestra que cualquier persona toma más precauciones para proteger a terceros que para protegerse a sí mismo

La situación es imaginaria, pero el dilema que ilustra es bastante real. Una gripe mortal avanza por todo el mundo desde Asia y finalmente llega a nuestras costas. No existe cura, y su médico les dice que tienen un 10% de posibilidades de morir a causa de esa gripe. Es fácil conseguir una vacuna eficaz, fabricada con una forma debilitada del virus, pero tiene un desafortunado efecto secundario: hay un 5% de posibilidades de que un paciente muera debido a la forma menos grave de gripe que puede provocar. ¿Se vacunarían o se arriesgarían? ¿Qué les dirían a sus hijos que hicieran? Si ustedes fuesen médicos, ¿le dirían al paciente que se pusiera la inyección? Si fuesen directores de un hospital, ¿ordenarían que se administrara la vacuna a todos los pacientes?

La gente no siempre toma decisiones de salud basándose en modelos matemáticos

A juzgar sólo por las cifras, hay una clara respuesta a este problema hipotético: para una persona es mucho mejor vacunarse. Pero la gente no siempre toma decisiones de salud basándose en modelos matemáticos y, en algunos casos, las cifras pueden ser menos importantes que otras consideraciones. En un nuevo estudio publicado en la edición de junio del Journal of General Internal Medicine, unos investigadores descubrieron que la respuesta dependía del papel que se pidiera a la persona que asumiera. Sólo el 48% de los participantes dijeron que se vacunarían, pero el 57% respondió que vacunaría a sus hijos; el 63% dijo que si fuera médico vacunaría a sus pacientes, y el 73% afirmó que si fuera el director médico de un hospital, recomendaría la vacuna a todos los pacientes.

Los riesgos eran los mismos para todo el mundo, así que no había razón lógica para recomendar la vacuna en algunas situaciones y en otras no. Sin embargo, cuanto más distante era el paciente, más probabilidades había de que la gente recomendara la vacuna. "Los investigadores ya han observado esas tendencias con anterioridad", señala Peter A. Uber, principal autor del estudio y catedrático de medicina de la Universidad de Michigan (EE UU). "La gente odia el riesgo de someterse a cosas negativas", afirma Ubel, "pero un sentido de la responsabilidad les hace superar esos instintos para pensar en qué es mejor para los demás", y añade: "Ése podría ser el motivo por el que los médicos están tan convencidos al recomendar a los pacientes lo que deben hacer".

Ronald A. Redelmeier, un catedrático de medicina de la Universidad de Toronto que no participó en el estudio, dice: "Lo curioso es que esas personas a veces no son conscientes del grado en que sus opiniones pueden verse afectadas por el modo en que se formula la pregunta".

Los médicos y sus pacientes afrontan elecciones mucho más confusas que el problema ficticio de vacunación descrito en el estudio de Ubel. Por ejemplo, el determinar los riesgos y las ventajas de un diagnóstico y tratamiento de cáncer de próstata plantea una serie de decisiones que deben tomarse sólo con información parcial. Un resultado positivo en una prueba de diagnóstico de antígeno prostático específico (APS) no distingue entre un cáncer mortal y otro asintomático, así que está en manos del paciente el optar por no seguir un tratamiento o por varios procedimientos que implican distintos grados de efectividad y unos efectos secundarios desagradables.

Para empezar, ¿debería el paciente someterse a la prueba de APS? Si el resultado es positivo, ¿debería recibir un tratamiento que podría no ser eficaz, o tan siquiera necesario, y que podría tener unos efectos secundarios graves, como incontinencia o impotencia? Incluso un paciente bastante experimentado que comprenda todos los riesgos y ventajas tendría dificultades para dar una respuesta satisfactoria.

En un estudio publicado en la edición de junio de PLoS Medicine, Jerome R. Hoffman afirma que utilizar ilustraciones resulta útil. Según él, los diagramas circulares, las dianas y, lo que es aún mejor, la ruletas ayudan a comunicar más comprensiblemente una información compleja sobre la probabilidad de un buen resultado. La mayoría de los médicos quieren que los pacientes estén plenamente informados y que luego tomen sus propias decisiones: ya no predomina el modelo paternalista del "médico es el que más sabe".

Sin embargo, según Paul Appelbaum, catedrático de psiquiatría de Columbia, los médicos podrían estar yendo demasiado lejos en su fervor por ofrecer sólo información. "Los médicos que ponen énfasis en el consentimiento bien fundamentado lo interpretan erróneamente como un proceso en el que sólo desempeñan un papel neutral", afirma Appelbaum, "y no el papel de alguien que también da consejos. Sin embargo, los pacientes que valoran la información también valoran los consejos, y ésa me parece una función muy adecuada para un médico".

© The New York Times

MIRIAM BAUER
MIRIAM BAUER

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