Chirac sale en defensa de Villepin pese a su caída de popularidad

El presidente francés, Jacques Chirac, descartó ayer una vez más la posibilidad de cambiar a su primer ministro, Dominique de Villepin, cuya popularidad se encuentra en mínimos históricos, y que últimamente ha perdido el apoyo de los diputados del partido de la mayoría, la Unión por un Movimiento Popular (UMP). El único problema de Villepin, dijo Chirac, es que, al estar "totalmente consagrado a la acción", ha olvidado cuidar las relaciones con los diputados.

La hoja de ruta que Chirac le dio a Villepin hace poco más de un año, cuando le nombró para sustituir a Jean Pierre Raffarin tras la victoria del no en el referéndum sobre el Tratado Constitucional Europeo, tenía cuatro puntos, según el presidente: combatir el desempleo, hacer un esfuerzo en el tema de la seguridad, impulsar el crecimiento económico y preparar el futuro a través de una serie de reformas. Según Chirac, pese a "algunos problemas el pasado otoño"

[la crisis de las barriadas en la que ardieron decenas de miles de coches], "el Gobierno ha cumplido el contrato". "¿Por qué lo debo cambiar?", le preguntó el presidente a la entrevistadora de la segunda cadena Arlette Chabot.

Chirac no había acudido a un estudio de televisión desde la crisis del contrato precario para jóvenes, el CPE, el pasado mes de abril. Ni siquiera para pronunciarse sobre el escándalo del caso Clearstream, las famosas listas falsas que supuestamente Villepin habría querido usar contra su rival Nicolas Sarkozy. Pero de forma inesperada, a sólo tres semanas de la tradicional entrevista del presidente de la República con motivo de la fiesta nacional del 14 de julio, Chirac anunció el domingo una aparición en los informativos de la segunda cadena a las 20.00 horas para, según fuentes del palacio del Elíseo, "analizar la actual situación, entregar una hoja de ruta al Gobierno e indicar el sentido de la acción a la mayoría para los próximos meses".

La mayor parte de los analistas políticos consideran, sin embargo, que el presidente quería sacarse de encima los temas negativos para poder realizar un gran discurso presidencial, una especie de gran resumen de sus 12 años en el palacio del Elíseo, en el que será su último 14 de julio en la presidencia de la República. Chirac se ha visto obligado a salir a la palestra empujado por ristra de incidentes -algunos anecdóticos y otros de mayor calado- pero especialmente ante la evidencia de que los diputados de la UMP se negaban a aprobar la ley para la fusión de los dos grupos energéticos Gaz de France (GdF) y Suez. Este proyecto estrella del Gobierno de Villepin para crear un conglomerado gasista y cerrar el paso a la italiana Enel en el mercado francés, exigía la revocación de una ley aprobada esta misma legislatura cuando se privatizó un 15% de GdF, y que impedía poner en bolsa más del 20% de esta empresa pública. La fusión con Suez reduciría esta presencia al 30%.

Chirac reconoció ayer que la mayoría de los diputados de la UMP se distancian cada vez más de su primer ministro. "Hay en la mayoría un sentimiento de insatisfacción", admitió, "sí, y le he dicho al primer ministro que debe tenerlo en cuenta". Pero el presidente justificó este fallo; Villepin, dijo, "está totalmente consagrado a su acción de Gobierno, con total determinación y ha olvidado mantener los contactos con la mayoría".

Pese a la insistencia de la presentadora, Chirac se negó a pronunciarse sobre la pugna Sarkozy-Villepin y la candidatura conservadora a la presidencia en 2007. "No estamos en la designación de candidatos", dijo, "no tenemos los medios para permitirnos abandonar el terreno". "El año próximo habrá la designación, éste no es el problema de hoy, y no quiero distraerme de la acción por Francia por este asunto", añadió. Y a los diputados de la UMP les advirtió: "Una mayoría que se deja llevar por la campaña acaba perdiendo".