Plante ciclista

La publicación por este diario de parte del sumario sobre la llamada Operación Puerto, la mayor actuación policial contra el dopaje en este país, originó ayer el boicoteo por parte de los ciclistas del Campeonato de España profesional en carretera, que debía celebrarse en Móstoles (Madrid). En dicho sumario aparecen al menos 58 corredores de la élite nacional e internacional como presuntos receptores de productos dopantes facilitados por una red cuyos supuestos jefes eran el médico deportivo Eufemiano Fuentes y Manolo Saiz, el director del equipo Liberty Seguros hasta que se destapó el escándalo.

El plante no tiene justificación, pese a la lógica sensación de inquietud y frustración que causó la noticia en el pelotón. Los ciclistas tienen razón cuando reclaman justicia y denuncian que el dopaje de unos cuantos no debe manchar a todos los profesionales. Es cierto también que el consumo de sustancias prohibidas no es exclusivo de este deporte. Sin embargo, en lugar de realizar plantes, los corredores deberían dedicar sus esfuerzos, además de a competir, a practicar la intolerancia más absoluta hacia comportamientos ilegales bien conocidos en el pelotón. Ésa es una responsabilidad irrenunciable: rebelarse e impedir, a través de la denuncia, que el dopaje sea práctica habitual en algunos equipos. La nuestra, y la de cualquier medio de comunicación honesto, es publicar informaciones veraces y contrastadas sobre una de las peores lacras del deporte. Y la de las autoridades deportivas, los jueces y las fuerzas de seguridad, investigar, detener y condenar. El dopaje no sólo adultera la competición; también pone en peligro la vida de las personas.

El principal perjudicado del plante de ayer fue el ciclismo mismo, cuya imagen, en España y en el resto del mundo, está cada vez más deteriorada. Con todo, el comunicado leído por el portavoz de la Asociación de Ciclistas Profesionales (ACP) para explicar su boicoteo da lugar a cierta esperanza. Los corredores expresaron su firme voluntad para acabar con el dopaje y exigir a la autoridad judicial la difusión de los nombres de los presuntos implicados.

A la luz de lo que ha trascendido de la Operación Puerto es evidente que el prestigio y credibilidad del ciclismo mundial está muy tocado. El dopaje ha salpicado ahora a España como antes sucedió con Francia e Italia. Greg Lemond, el primer corredor estadounidense en ganar el Tour, ha manifestado al diario L'Equipe que los responsables del dopaje son la Unión Ciclista Internacional (UCI) y los organizadores de las carreras. Los ciclistas son, en su opinión, simples víctimas. Lo son, pero determinados comportamientos pueden convertirles en cómplices. El problema del dopaje en el ciclismo no está en las redacciones de los periódicos, sino en el pelotón. Los ciclistas tienen ahora la palabra.