El escritor secreto
Tomás Eloy Martínez, en su artículo del día 21 titulado El escritor secreto, nos cuenta por qué dejó de disfrutar durante un tiempo de Verne a propósito de lo dictaminado por Borges en El primer Wells, artículo contenido en el libro Otras inquisiciones. Quizá si Tomás Eloy hubiera aludido a otro de los artículos de este mismo libro, La flor de Coleridge, se hubiera dado cuenta de que su escritor sacramental también sufría de admiraciones desbocadas y trataba de suavizar su absolutismo: "Quienes minuciosamente copian a un escritor, lo hacen impersonalmente, lo hacen porque confunden a ese escritor con la literatura, lo hacen porque sospechan que apartarse de él en un punto es apartarse de la razón y de la ortodoxia. Durante muchos años, yo creí que la casi infinita literatura estaba en un hombre. Ese hombre fue Carlyle, fue Johannes Becher, fue Whitman, fue Rafael Cansinos-Assens, fue De Quincey".
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