El 'tsunami' catalán levanta un mar de dudas
El relevo de Maragall por Montilla obliga a los partidos catalanes a reorganizar sus estrategias
Si la estrategia política se hiciera sólo a base de sumas y restas, los partidos catalanes necesitarían estos días una supercomputadora. La retirada del presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, y la irrupción del ministro José Montilla como candidato a sucederle han abierto un sinfín de interrogantes en la política catalana que está obligando a todos los partidos a activar sus defensas ante una campaña electoral que durará casi cuatro meses y cuyos resultados nadie se atreve a predecir.
El Partit dels Socialistes (PSC) ha optado con Montilla por un candidato alejado de las élites catalanistas y que nada tiene que ver con sus anteriores cabezas de cartel: Pasqual Maragall, Joaquim Nadal y Raimon Obiols. El fulgurante ascenso de Montilla, y con él, el del aparato del PSC, está obligando al resto de las formaciones a modificar estrategias, cambiar perspectivas y realzar sus perfiles, conscientes del hueco electoral que en el catalanismo de izquierdas deja la figura de Maragall.
El PSC, que ya hace meses venía dando pistas del relevo de Pasqual Maragall, ha logrado cerrar su crisis interna con diligencia y sin dejar que la disputa por el poder se haya convertido en un culebrón mediático. Y ello a pesar de los intentos de última hora del presidente catalán por optar a la reelección haciendo tándem con Montilla.
Las miradas ahora han girado hacia Esquerra Republicana (ERC), otro partido que arrastra desde hace meses una crisis, agravada tras el fracaso del no en el referéndum del Estatuto.
Si no hay un terremoto de última hora, Josep Lluís Carod Rovira volverá a ser el candidato republicano a la presidencia de la Generalitat, aunque con un nivel de apoyo interno mucho más discreto que el que tuvo en las anteriores contiendas electorales. El descenso de la popularidad de Carod ha ido en paralelo a las crisis y tropiezos del tripartito y por lo que sus antiguos fieles entienden como escasa capacidad del líder republicano para imponer los intereses de ERC en el tripartito. Los bandazos del proceso de negociación estatutaria han minado su figura. Carod siempre fue un firme partidario de apoyar la reforma estatutaria, pero se demostró incapaz de imponer su opinión en la ejecutiva y ante unas bases que antepusieron el corazón a la estrategia política.
Ahora, con el pacto de izquierdas fracasado, muchos abogan por el relevo y que sea el secretario general, Joan Puigcercós, quien tome las riendas de ERC. "Carod, aunque más joven que Maragall, encarna el mismo periodo político; no sería un mal momento para retirarse", mantiene un dirigente próximo a Puigcercós. Los detractores de Carod, cada día más numerosos, consideran que en caso de tener que sentarse a negociar con el PSC, Puigcercós tiene muchas más tablas para lograr un buen acuerdo. El sector de Carod aboga ahora por que éste forme doblete electoral con Puigcercós en las catalanas y frenar así una caída más que temida.
En Convergència i Unió, Artur Mas ha afianzado su liderazgo. Nadie lo pone en duda, aunque su socio democristiano, Josep Antoni Duran Lleida, cuestione alguna de sus estrategias. De la buena administración de sus discrepancias dependerá el resultado que Mas obtenga.
Esquerra Republicana: Nueva estrategia y crisis de liderazgo
El líder de Esquerra Republicana, Josep Lluís Carod, se desvive por reeditar el tripartito, por volver al Gobierno catalán. Y la ausencia de Pasqual Maragall, la persona que les expulsó de la Generalitat, parece dejarle el camino expedito.
Pero, como siempre, los republicanos están en un mar de dudas y ahora se preguntan si la candidatura de Montilla les puede facilitar o frenar ese regreso al poder. En principio creen que sí, porque el ministro siempre ha sido un firme defensor del tripartito, frente algunos sectores del PSOE que apuestan por gobernar con CiU. Sin embargo, numerosos votantes de Esquerra ven con cierto recelo el "españolismo" que representa José Montilla, con un perfil menos "nacionalista" que Maragall. Consciente de la orfandad en que se encontrará un cierto sector del catalanismo, el propio Carod proclamó, nada más conocerse la renuncia de Maragall, que Esquerra "tiene ahora la oportunidad de liderar el catalanismo de izquierdas".
De momento, los dirigentes de ERC se han conjurado -tal como recomiendan los cánones- para acudir a las autonómicas de otoño sin verbalizar sus preferencias, aunque públicamente a Carod Rovira se le escape su interés por repetir la experiencia del tripartito. En este sentido, la presencia del secretario general de ERC, Joan Puigcercós, en las listas, por detrás de Carod, facilitaría sin duda un futuro pacto con PSC e Iniciativa. A Puigcercós y Montilla se les considera los padres del Pacto del Tinell, que alumbró el tripartito en 2003.
Pero mientras ERC no resuelva sus disputas internas -con un Carod cuestionado y un Puigcercós que se resiste a concurrir a las autonómicas- los republicanos optan por la prudencia. Cualquier prevención es poca para un partido que ha sufrido en carne propia la debacle del no en el referéndum del Estatuto y que no puede volver a errar la estrategia.
Partido Popular: Combate por el electorado metropolitano
Para el Partido Popular catalán, el cambio de Pasqual Maragall por José Montilla reaviva la pugna por el voto en el cinturón de Barcelona, de donde se nutre en buena medida el partido que lidera en España Mariano Rajoy. Si el aparato del Partit dels Socialistes de Catalinya (PSC) logra despertar y atraerse como pretende de forma mayoritaria al electorado descendiente de la inmigración de los años sesenta y setenta, los populares de Josep Piqué podrían verse afectados, toda vez que se ha abortado el viaje al centro catalanista que pretendía el que fue ministro de Exteriores y de Industria de los Gobiernos de José María Aznar.
Pero hay líderes populares que tienen como motivo importante de preocupación la presencia del embrión de partido Ciutadans de Catalunya, la plataforma en la que se encuentran Arcadi Espada, Francesc de Carreras o Albert Boadella. El partido que puede atraer por su discurso a parte del electorado del PP catalán que se mueve en clave nacionalista española.
Sin problemas de liderazgo momentáneos, las bases del partido y los simpatizantes más activos tienen colocado a Alejo Vidal-Quadras en hornacina preferente de su devoción política. Vidal-Quadras ha sido uno de los firmes defensores de la alianza electoral entre el PP y Ciutadans de Catalunya. No obstante, el grado de centralización del partido hace definitiva la decisión de la madrileña calle de Génova que apuesta, de momento, por un Piqué que no le plantea problemas, aunque no viva sus horas más felices, pues el PP está en Cataluña más alejado del poder que nunca. Sus antiguos socios de CiU no quieren ni oír hablar de eventuales alianzas mientras persista en su actual línea política.
El resultado que pueda obtener Piqué en otoño será decisivo para despejar su futuro político, no sólo en el mapa parlamentario catalán sino también en clave interna en el PP.
Convergencia i Unió: CiU o el "caos" del tripartito
El líder convergente, Artur Mas, proclamó durante la campaña del referéndum del Estatuto que Pasqual Maragall era "una mina" para los intereses electorales de CiU. Y auguró que obtendría la mayoría absoluta si el presidente optaba a la reelección. En realidad, se trató de una maniobra de distracción porque los estrategas de Mas preferían -dicen- como candidato a Montilla. El tiempo dirá si acertaron en el cálculo.
El pinyol (hueso) convergente, como se conoce al círculo de confianza de Mas, permanece dividido sobre cuál era el candidato más favorable para CiU, porque tanto Maragall como Montilla presentan ventajas e inconvenientes.
Los nacionalistas temen a Montilla porque, además de forjador del tripartito catalán tiene bajo su mando todo el aparato del PSC. Y ha demostrado en numerosas ocasiones, recuerdan, que el PSC no es un satélite de Ferraz, sede madrileña del PSOE. Por estos motivos, los convergentes están convencidos de que Montilla batallará por reeditar el tripartito aunque salga perdedor de las urnas, lo que no hubiera sucedido, creen, con Maragall. En cambio, esta apuesta por el tripartito permitirá a los nacionalistas presentarse como la única alternativa al "desbarajuste" que, según ellos, ha significado la experiencia de un Gobierno de izquierdas en Cataluña.
La candidatura de Montilla le resta al PSC, añaden las mimas fuentes, ese perfil más catalanista que le otorgaba la figura de Maragall lo que puede ser un obstáculo para sumar votos en las comarcas interiores de Cataluña. "Montilla es visto en Lleida o Tarragona como el alcalde de Cornellà", señala un dirigente de Convergència. Por el contrario, José Montilla puede arrastrar el voto socialista del llamado cinturón rojo de Barcelona, tradicionalmente abstencionista en unas autonómicas, y dispondrá además del firme apoyo de Zapatero.
Iniciativa Verds - Esquerra Unida: A por el voto catalanista del PSC
En no pocas ocasiones Iniciativa per Catalunya Verds, el socio menor del tripartito, ha sido uno de los puntales de Pasqual Maragall en sus múltiples choques con el aparato del PSC. Pero esta luna de miel acabó hace ya muchos días.
El punto final lo marcó la crisis de Gobierno del pasado abril, en la que Maragall relevó a seis consejeros (tres del PSC y dos de ERC) y el de Medio Ambiente y Vivienda, el ecosocialista Salvador Milà. Maragall reconoció que no tenía ningún reproche que hacer a Milà, y que su destitución se hizo para que la crisis afectara por igual, y de forma proporcional, a todos los partidos.
Esta destitución por cuota rebeló a las bases de Iniciativa y a un importante sector de la dirección. Desde entonces, y a pesar de que ICV mantiene dos departamentos en el Ejecutivo catalán, Maragall ya no es para muchos ecosocialistas el hombre con quien tratar en el futuro. La perspectiva de ver a José Montilla en el cartel electoral de los socialistas da cierta satisfacción en la dirección ecosocialista. En primer lugar, reflexiona un dirigente de la formación, "porque una parte del electorado más catalanista del PSC pasará a votarnos a nosotros". Y, en caso de que la aritmética permita la reedición de una coalición de izquierdas, "las cosas pueden ser más fáciles, ya que Montilla también manda en su partido y nadie le va a cuestionar, cosa que no ocurría con Maragall".
En cualquier caso, Iniciativa tiene ya todas las incógnitas resueltas con vistas a las autonómicas de otoño. Su candidato volverá a ser Joan Saura, el dirigente que mejor parado ha salido de la aventura del tripartito catalán. El partido oficializará su candidatura el próximo 17 de julio tras un proceso de primarias al que ningún otro dirigente ecosocialista tiene previsto acudir.
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