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El Senado de EE UU rechaza fijar un calendario para la retirada de Irak

Demócratas y republicanos toman posiciones ante las elecciones legislativas de noviembre

En un debate que anticipa el tono de la campaña electoral de las legislativas de noviembre e incluso de las presidenciales de 2008, el Senado siguió los pasos de la Cámara de Representantes y rechazó las propuestas de retirada de las tropas de Irak. "Estados Unidos y sus aliados iraquíes tienen la responsabilidad de llegar hasta el final", dijo John McCain, uno de los aspirantes más claros a la candidatura republicana. La Casa Blanca cree que aún es posible evitar que los efectos de la guerra de Irak afecten negativamente a los comicios de otoño, y por ello ha lanzado una ofensiva política en toda regla.

Los demócratas, no sólo en minoría sino en desacuerdo entre ellos, presentaron dos resoluciones, para satisfacción de los republicanos, que pudieron manejar a su antojo la imagen derrotista y de división que explotarán a fondo en las elecciones venideras: no hay más que ver la afirmación de Bill Frist, el líder de la mayoría: "La retirada no es una opción; rendirse no es una opción". El influyente John Warner, que preside el Comité de las Fuerzas Armadas, dijo: "Hay que apoyar a las tropas y no enviar el mensaje de que vamos a tirar de la alfombra en la que están". Para Warner, la retirada prematura de las tropas sería un "error histórico" y un ataque "a la credibilidad de Estados Unidos" en el mundo.

La propuesta demócrata respaldada por los pesos pesados del Senado -desde Harry Reid hasta Hillary Clinton- planteaba que el Gobierno empiece a retirar tropas, sin fijar fechas; fue rechazada por 60 votos contra 39, lo que significa que un pequeño grupo de demócratas votaron con los republicanos. "Ha llegado el momento de corregir el rumbo en Irak", defendió Reid sin éxito. Peor suerte corrió la segunda propuesta, de John Kerry y Russ Feingold, que daba un año para completar el repliegue. "Es hora de decirle a los iraquíes que, militarmente, ya hemos hecho todo lo que podemos hacer", dijo Feingold, que acaricia, con Kerry, la posibilidad de hacer sombra a la hasta ahora imparable marcha de Hillary Clinton hacia la candidatura demócrata en 2008. La mayoría de los demócratas se unieron a los conservadores para rechazar esta segunda moción por 86 votos contra 13.

Al Zarqaui, en las encuestas

A pesar de que la opinión pública critica la guerra, también entiende que sería contraproducente que los soldados se fueran antes de que se afiance el Gobierno de unidad nacional. Además, tanto la muerte del jordano Abu Musab al Zarqaui, jefe de la Organización de Al Qaeda en Irak, como la formación del nuevo Gobierno iraquí han estimulado ligeramente el optimismo. Según el último sondeo del Pew Center, el 53% cree que la guerra va razonablemente bien (43% en marzo). La mitad dice que hay que traer las tropas, pero sólo el 2% lo quiere inmediatamente.

Los demócratas están más unidos de lo que parece, pero se esforzaron al máximo para que no se notara en la sesión de ayer. Carl Levin, defensor de la primera propuesta, dijo que mantener el rumbo actual "es una receta para la inestabilidad y el fracaso". Pero el juego político interno -las bases, muy activas, están a favor del repliegue- les hizo dividirse; John Kerry, que se ha pasado a los partidarios de la retirada inmediata -y que hace dos semanas recogió los aplausos de una reunión de militantes que abuchearon a Hillary- criticó casi tanto a Levin como a los republicanos: "Las tropas y el país merecen algo más que esto". Tras una semana de esfuerzos para unir las dos propuestas, Kerry y Feingold se negaron a ceder.

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Música para los oídos conservadores. A cuatro meses y medio de las legislativas de noviembre, y con un Karl Rove -el cerebro político de Bush- que ya tiene las manos libres, los republicanos abordan a la ofensiva la cuestión iraquí, como se dedujo de las intervenciones de ayer.

La estrategia es arriesgada -porque los acontecimientos en Irak son relativamente incontrolables, y siguen muriendo soldados- pero la Casa Blanca cree que no hay otra opción, y, según informa el diario The New York Times, ha dotado a todos los congresistas de munición retórica en un folleto de 74 páginas en el que les instruye sobre la mejor presentación política posible del debate iraquí, con este punto clave: "La retirada propuesta por los demócratas supondría que miles de soldados habrían muerto en vano, daría a los extremistas un santuario en el que construir un imperio islamofascista y asestaría a Estados Unidos su derrota más humillante desde Vietnam".

Esta estrategia -osada y audaz, pero no ciega- se combinará con anuncios de pequeñas reducciones que permitan suavizar la tensión. La cadena de televisión norteamericana CNN adelantó ayer que los mandos en Irak están valorando recomendar que se disminuya la presencia militar (127.000 soldados) en el equivalente a un par de brigadas, de 6.000 a 10.000 soldados, no retirando tropas sino dejando sin cubrir o aplazando algunas rotaciones previstas.

Un iraquí reza mientras unos bomberos intentan extinguir el incendio de un gasoducto en Diwaniya.
Un iraquí reza mientras unos bomberos intentan extinguir el incendio de un gasoducto en Diwaniya.AP

EE UU SE QUEDA EN IRAK

Los demócratas dieron una imagen de división al presentar dos resoluciones para la retirada de Irak

La Casa Blanca dice que irse ahora asestaría a EE UU la derrota más humillante desde Vietnam

El 53% cree que tras la muerte de Al Zarqaui la guerra va razonablemente bien (43% en marzo)

El Pentágono prepara anuncios de pequeñas reducciones de tropas antes de las elecciones

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