Muere acribillado a balazos otro abogado de Sadam Husein
Un grupo de pistoleros secuestra a 85 trabajadores al norte de Bagdad
Jamis al Obeidi, miembro del equipo de abogados defensores de Sadam Husein, apareció ayer muerto cerca de Ciudad Sáder, un barrio chií de Bagdad. Es el tercero que pierde la vida a manos de pistoleros desde que se inició el juicio hace ocho meses. Los abogados siempre han sostenido que la inseguridad en Irak impide un juicio justo y han solicitado, siempre en balde, el traslado del proceso al extranjero. El lunes la fiscalía pidió la pena de muerte para Sadam, quien ayer comenzó una huelga de hambre en protesta por el asesinato del letrado.
Jalil al Dulaimi, jefe del equipo de abogados de Sadam Husein, explicó ayer que Obeidi fue secuestrado en su domicilio del barrio bagdadí de Adhamiya por personas disfrazadas de policía. El cadáver fue hallado ayer después de las siete de la mañana (dos horas menos en la España peninsular) cerca de Ciudad Sáder. El cuerpo tenía ocho impactos de bala y presentaba signos de torturas; sus brazos habían sido quebrados. A diferencia de Dulaimi, que vive en Ammán por razones de seguridad, Obeidi optó por quedarse en la capital iraquí.
Unos comerciantes de la zona vieron cómo tres pistoleros sacaban un bulto del maletero del automóvil en el que viajaban y lo arrojaban a una cuneta bajo el retrato de un ayatolá asesinado por agentes del régimen de Sadam en 1999. "Dispararon tres veces al aire y exclamaron: '¡Esto es lo que les pasa a los baazistas!", dijo un vendedor que tiene su puesto de verduras a 10 metros. No lejos de esa zona, próxima al arrabal que es la plaza fuerte del clérigo chií Múqtada al Sáder, apareció en octubre el cuerpo de Sadun Janabi, el primer abogado defensor en ser asesinado.
En una entrevista con la televisión pública británica BBC, Obeidi denunció entonces la situación de inseguridad que vivían los abogados defensores de Husein: cada uno de ellos debía organizarse su propia seguridad sin ayuda del Gobierno. Otro letrado, el libanés Bushra al Jalil, fue ayer más lejos al acusar al Ejército de EE UU de la muerte de Obeidi. Un portavoz militar estadounidense en Bagdad rechazó la acusación y recordó que los defensores han rechazado varios ofrecimientos de protección.
El fiscal no quiere retrasos
Aunque no está claro cuándo ocurrió el secuestro (Dulaimi afirma que ayer), Obeidi estuvo presente en la sala cuando el fiscal jefe, Jaafar al Moussawi, solicitó el lunes la pena de muerte para Sadam Husein y tres de sus colaboradores, acusados de la matanza de 149 civiles chiíes en 1982 en la aldea de Dujail. La defensa prepara desde entonces sus conclusiones finales, que deberá presentar el 10 de julio, fecha en la que el juicio podría quedar visto para sentencia.
Muossawi aseguró ayer que el asesinato de Obeidi "no afectará ni provocará retrasos en el juicio". Jalil al Dulaimi no es la misma opinión y ayer solicitó de nuevo un aplazamiento y el traslado del proceso a otro país. El cardenal Paul Poupard, responsable del diálogo interreligioso de la Iglesia católica, terció en el debate al rechazar una posible condena a muerte de Sadam Husein: "La vida es un don y este principio universal no tiene excepciones", dijo desde Roma.
Ochenta y cinco trabajadores, al parecer casi todos chiíes, que salían ayer de una fábrica de Taji, zona de mayoría suní al norte de Bagdad, fueron secuestrados por hombres armados que descendieron de tres automóviles, les condujeron a un aparcamiento próximo y les introdujeron en un autobús y una furgoneta. Las instalaciones, que fueron una planta militar bajo el régimen anterior, están dedicadas a la fabricación de puertas de metal, ventanas y tuberías.
Por otra parte, el Ejército de Estados Unidos anunció ayer que procesará a siete marines y un marinero por la muerte de un civil iraquí ocurrida el 26 de abril en Hamdania. Los militares van a ser procesados por asesinato, secuestro, conspiración y falsificación del informe oficial. Este caso nada tiene que ver con otro mucho más grave, ocurrido en noviembre en la localidad de Haditha. En él se acusa a otro grupo de marines del asesinato de 24 civiles. Por ahora, el Ejército norteamericano sólo ha informado de que las investigaciones abiertas han revelado la existencia de ciertas irregularidades y contradicciones en los primeros informes redactados por los superiores del grupo de marines al que se acusa de perpetrar la matanza.
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