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La revista 'Encuentro de la Cultura Cubana' cumple 10 años

La publicación sigue tratando de juntar el exilio con el interior

Juan Cruz

Cuando hace 11 años se abrazaron en un bar de Madrid, estrenando cada uno su exilio, los cubanos Manuel Díaz Martínez, poeta, y Jesús Díaz, novelista, se produjo un encuentro que dio mucho más de sí que la recuperación de una amistad. Jesús Díaz tenía en la cabeza un proyecto que puso en marcha en seguida; una revista que juntara la diáspora con la cultura del interior. Encuentro de la Cultura Cubana ya tiene 10 años.

Jesús Díaz no ha vivido para asistir a la fiesta del aniversario, pero su semilla es hoy una de las mejores del novelista de Las señales de la tierra, que murió hace tres años. Compañeros suyos, como Anabel Rodríguez, que está en el origen del proyecto, y Luis Manuel García, su jefe de Redacción, señalaban hace unos días el porvenir del proyecto que ideó Jesús y cuyo último número se dedica, precisamente, a Manuel Díaz Martínez, codirector con Rafael Rojas en la actualidad.

En el primer editorial de Encuentro se escribía: "[La revista] no representa ni está vinculada en modo alguno a ningún partido u organización política de Cuba o del exilio". Y Gastón Baquero, el mítico poeta de la isla que vivió todo su exilio en Madrid, decía en ese mismo número que encontrarse en las páginas impresas de una revista, "o en los coloquios u otras citas culturales es un anticipo, una puesta en práctica del inesquivable Encuentro mayor que mantendremos un día en el escenario común...".

Ese escenario común que vislumbraba Baquero sigue siendo un sueño, y no sólo de Encuentro. Para los creadores de la revista, el hecho de que Baquero pudiera ser leído en la isla - la revista ha circulado en Cuba, de manera informal, pero consta que las altas esferas se interesan por ella y la requieren- resultó estimulante con respecto a la idea que abrigaba el proyecto.

El primer encuentro, esta vez físico, que propició la publicación congregó en Madrid a escritores de la isla y del exilio. También vieron la luz en Encuentro textos memorables del recuento del exilio en Cuba, como Informe contra mí mismo, de Eliseo Alberto.

En ninguno de sus números se han desviado, según sus responsables, de uno de los propósitos fundacionales: "Que no haya jamás ataques personales" ni proclamas de partido en sus páginas. Reciben una correspondencia amplia, desde el interior, e incluso desde las cárceles, y esa correspondencia les resulta aval suficiente para mantener la convicción de que "la revista se espera y se lee con avidez, en Cuba y en el exilio".

Ellos jamás han pedido permiso para distribuirla en el interior, pero esa "distribución informal" la ha convertido en un punto de referencia para entender la cultura política, sociológica, literaria y plástica del "escenario común" al que se refería Gastón Baquero.

Hubo intentos del Gobierno cubano de impedir que escribieran autores desde el interior, pero sobre todo los más jóvenes se han podido saltar esa recomendación. Uno de los colaboradores, que además asistió al encuentro de cubanos del interior y del exilio, Antonio José Ponte, fue desposeído de su condición de miembro de la Unión de Escritores y Artistas Cubanos (Uneac) como medida de presión para que no prosiguiera con sus colaboraciones en la publicación. Utilizaron una extraña fórmula: lo desactivaron como miembro, por lo cual no puede hacer viajes al exterior, por ejemplo. Desactivar: "Una especie de coma ideológico".

Diez años después de su fundación, y ante la posibilidad de que Cuba viva en algún momento una nueva historia, "la moral de Encuentro es alta".

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