Una huelga de Iberia deja a centenares de personas sin servicio ni atención en El Prat
La aerolínea canceló 11 vuelos a diversos destinos en España y el resto de Europa
Centenares de personas se quedaron ayer colgadas en el aeropuerto de Barcelona tras la cancelación de sus vuelos por la huelga de personal de cabina de Iberia, algunas sin saber dónde pasar la noche. Frente a los mostradores de la compañía, los pasajeros hicieron colas y más colas sin obtener apenas información. Durante la tarde se vivieron algunas escenas de tensión que requirieron la intervención de personal de seguridad. Iberia canceló al menos 11 salidas a destinos como Madrid, Bilbao, París, Sevilla, Granada, Bruselas, Francfort y Alicante.
"Me dicen que me dan un billete para mañana y que me busque la vida", se quejaba ayer por la tarde Jaime Planelles, que debía salir con su mujer y su hijo de apenas un año hacia Alicante y que reclamó durante un buen rato de forma infructuosa un lugar donde pasar la noche. "Por mí me da igual, pero mi hijo no puede dormir en la calle", gritó al ver que, tras un largo rato de insistir, su petición no iba a ser atendida. "Llamaremos al personal de seguridad", fue la respuesta del personal de atención que no se quitaba de encima al cliente. Esta respuesta sólo contribuyó a encrespar los ánimos de la persona a la que se negaba un servicio ya pagado.
En la cola, otros pasajeros frustrados compartían su indignación. "Hemos hecho media hora de cola y nos envían a otro mostrador, donde llevamos otros 45 minutos", se lamentó otro usuario, que en ese tiempo sólo vio que se atendieran a dos personas.
Georges Oliveira estuvo a punto de subir al avión. Pero desde la cola de embarque él y otros pasajeros pudieron ver cómo la tripulación discutía sobre si hacían huelga. Una hora y media después, Iberia anunció que cancelaba el vuelo y tuvieron que recoger las maletas facturadas. "Iberia es la responsable de su servicio y en cambio el personal nos dice que hay huelga y no es su problema", afirmó con cansancio.
Pantallas 'mudas'
Las pantallas de información del aeropuerto no ayudaban mucho. Carlos Díaz y Mari Carmen Bayán estuvieron esperando tres horas, desde las 15.30, la salida de su vuelo a Bilbao. Primero las pantallas indicaron que estaba retrasado. Después desapareció la información. Las pantallas estuvieron mudas sobre ese vuelo durante un buen rato. Ante la sorpresa, se dirigieron al mostrador de información. Tras hacer una larga cola, les explicaron que se había cancelado. A las 19.25 horas. No sabían cómo regresarían a casa.
Un grupo de 10 sevillanos que sobrepasan la cincuentena y que estaban en el aeropuerto desde las 9.30 de la mañana sin posibilidad de viajar se mostraron dispuestos a pasar la noche en el aeropuerto. "Hemos reclamado, pataleado, hemos mandado un fax a Madrid, porque aquí nos dicen que no hay ningún superior con quien hablar", se quejó Mari Carmen Augusto. Pero nada. Iberia les ofreció otro vuelo a las cinco de la mañana del día siguiente, pero ningún alojamiento compensatorio por el retraso.
Los pasajeros se quejaban de los grandes inconvenientes que les reportaban las cancelaciones. Ramón Vilariño perdió su enlace a Sudáfrica y, por tanto, la reunión de trabajo a la que tenía que asistir en ese país. Valeria Pereira no llegó a tiempo a París para volar hacia São Paulo, y tampoco tenía dónde dormir ayer por la noche. Francisca Guadalajara, que había adelantado su viaje para estar hoy en Cartagena, donde tenía una importante prueba médica del corazón, no llegaría tampoco a tiempo. "Aquí hay una gran descoordinación y no nos arreglan nada", dijo con impotencia.
Frente al largo centenar de personas que intentaban sacar en claro si podrían partir ayer mismo, cuatro agentes de seguridad privada contemplaban la escena. "El personal que atiende las reclamaciones nos ha llamado varias veces, cuando se presentan problemas", explicaba uno de ellos, que defendió: "estas personas no tienen la culpa" del enfado de los pasajeros. Una opinión muy diferente a la que tenía una de las usuarias, que se quejaba de la "total falta de información de la compañía".
Mientras estas escenas se sucedían en la terminal B, la oficina de prensa del aeropuerto sostenía que, pese a las cancelaciones de Iberia, el aeropuerto funcionaba con total normalidad. La existencia de centenares de personas deambulando por las instalaciones sin el vuelo comprometido y con los paneles informativos sin suministrarles información no es un asunto que tenga que ver con la gestión del aeropuerto, según su responsable de comunicación.
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