Un 'biopic' bienintencionado
Dicen los papeles promocionales que esta película tailandesa se basa, aunque sin respetar los nombres y todas las situaciones originales, en la vida del último de los grandes compositores de música tradicional tailandesa, Luang Pradit Phairoh, un hombre que nació a finales del XIX y murió durante la Segunda Guerra Mundial, virtuoso del ranark ek, una suerte de xilófono tailandés, del que se convirtió en máximo ejecutante y propagandista.
Nada tiene que objetar el cronista, que desconoce por completo el asunto que la película aborda. Y, sin embargo, cuando estaba viéndola, la sensación que se imponía era otra: la de contemplar un biopic de raigambre hollywodense, de esos que narran la vida de un adelantado a su tiempo, las vicisitudes que debe arrostrar, los peligros de una excesiva dedicación al objeto de su deseo; su posterior, unánime reconocimiento.
LA OBERTURA
Dirección: Itthisoontorn Vichailak. Intérpretes: Anuchit Saphanphong, Adul Dulyarat, Arratee Tanmahapran, Norangit Tosa-ngo. Género: biografía musical. Tailandia, 2004. Duración: 104 minutos.
Sin embargo, aun cuando todo eso sea cierto, el impronunciable Itthisoontorn Vichailak, padre de la criatura, se las ingenia para teñir tan viejo envoltorio con las formas de una puesta en escena que se vale de numerosas imágenes poéticas y con una narración que privilegia el salto temporal, incluso cuando, en ocasiones, el respetable se pierde en medio del fenomenal lío que fue la vida de Phairoh. Y tiene un valor añadido: el oír (si por ahí van las afinidades musicales del espectador) el curioso sonido del ranark, sus sutiles variaciones y su melodioso toque.
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