Blair prepara la regularización de cientos de miles de inmigrantes

El Gobierno británico estudia la posibilidad de regularizar la situación de cientos de miles de inmigrantes, según reconoció implícitamente el martes por la noche en los Comunes el nuevo viceministro del Interior responsable de inmigración, Liam Byrne. A preguntas de los diputados sobre si el Gobierno prepara una regularización como la desarrollada en España, Byrne admitió en dos ocasiones que es "demasiado pronto" para descartar esa posibilidad y que ha encargado un estudio al respecto.

"Me encuentro en la posición de que realmente tengo que entender con más detalle del que tengo ahora la segmentación exacta de la gente cuya situación no ha sido regularizada", contestó con un alambicamiento que es muy habitual en él. Y añadió que está a la espera de recibir un informe que él mismo ha pedido para decidir qué decisión toma ante una posible amnistía de los sin papeles.

Según el IPPR, un centro de análisis especializado en cuestiones sociales muy próximo al Gobierno, la regularización de medio millón de sin papeles proporcionaría a las arcas públicas ingresos de 1.500 millones de euros al año. Se estima que en Reino Unido hay entre 310.000 y 870.000 irregulares. Algunos sindicatos creen que es "impracticable e inmoral" expulsar a los que están en situación irregular y que ha llegado el momento de distinguir entre los inmigrantes delincuentes y los que subsisten en la economía sumergida, dos conceptos que la prensa popular tiende a mezclar. A los primeros hay que expulsarles y a los otros darles papeles, opinan.

El Gobierno y la prensa británica fueron extraordinariamente duros cuando el Gobierno español legalizó a cientos de miles de inmigrantes que llevaban años ilegalmente en España, denunciando que esa medida incentivaba la llegada de más inmigrantes al Reino Unido. Según explicó ayer, el entonces ministro del Interior, David Blunkett, se pronunció hace tres años contra la regularización porque entonces aún no se había aprobado la implantación del documento nacional de identidad (DNI), que será voluntario para los británicos pero obligatorio para los extranjeros que residen más de seis meses en el Reino Unido.