La feria de Basilea presenta el arte actual como un gran parque de atracciones
300 galerías de 30 países exhiben obras de más de 2.000 artistas en un mercado en alza
La feria de arte de Basilea, considerada la más relevante de la escena internacional, abrió oficialmente sus puertas al público ayer con una intensa y abigarrada concentración de obras de más de 2.000 artistas, representados por 300 galerías de 30 países. La feria es un laberinto casi inabarcable de estímulos visuales que recobra la dimensión humana en la sección Art Unlimited, con 74 impactantes propuestas de los más destacados creadores contemporáneos. Los proyectos seleccionados despliegan en este espacio privilegiado la magia, el espectáculo y el misterio del arte convirtiéndolo en una especie de parque de atracciones para mentes despiertas.
Coleccionistas de todo el mundo han acudido a su cita anual en la ciudad suiza estimulados por un mercado en alza que está disparando los precios. Este zoco de lujo que atrae anualmente a coleccionistas y representantes de museos de todo el mundo, respiraba ayer un ambiente de contenida euforia ante una edición de la feria de Basilea preparada para responder a los envites del mercado. El pistoletazo de partida lo dio el mes pasado la venta de una pintura de Picasso, Dora Maar con gato, vendida en Sotheby's de Nueva York por el precio récord de 75, 3 millones de euros, la segunda cantidad más alta pagada en la historia por una obra del pintor malagueño. La 37ª edición de la feria de arte de Basilea ha respondido poniendo en el mercado cerca de una veintena de importantes obras del artista con la esperanza de hacerse eco de aquella venta. Y es posible que el efecto Picasso haya recobrado vigor.
Según la prestigiosa publicación electrónica Artprice.com, por cada 100 euros invertidos en un picasso en 1997 se pueden obtener hoy 165. Un centenar de aviones privados llegaron el martes a Basilea -el 25% más que el año pasado- con magnates ansiosos de hacerse con obras en la feria suiza. Los stands están repletos de piezas dignas de los mejores museos -mucha pintura y dibujo, menos vídeo y fotografía que otros años- y ayer se veían ya muchos puntos rojos en las obras expuestas.
Pero si lo que se desea es tomar el pulso a la creación actual, la feria de Basilea tiene también una exposición con lo más selecto. Son muchos los que acuden a la sección Art Unlimited como si fuera una bienal de arte y este año el listón está también muy alto. El visitante tiene la sensación de haber entrado en un espacio reservado para la sorpresa y el estímulo de los sentidos y la mente. Un mágico carrusel de espejos (Carsten Höller), dos dormitorios que giran como grandes molinos destruyendo el mobiliario interior (Martin Kersels y John Bock), habitaciones claustrofóbicas con gigantescos y amenazantes taladros donde se pierde la orientación (Kader Attia), una larga mesa de madera de un centímetro de espesor repleta de platos, copas y plantas que no se curva con el peso (Junya Ishigami) y una camioneta Volkswagen perfectamente doblada "por efecto de la telequinesis" (Erwin Wurm) son algunas de las impactantes piezas de Art Unlimited, que en su séptima edición ha querido mostrar "74 extravagantes y ambiciosos proyectos especiales, muchos de ellos creados especialmente para esta feria", según su comisario, el suizo Simon Lamuniêre.
A diferencia de lo que presentan buena parte de las galerías de arte, hay poca pintura, escultura o fotografía en el espacio más provocador de la feria suiza. La mayoría ha aprovechado la oportunidad de presentar ideas que no cabrían en los espacios de las galerías convencionales o incluso de algunos museos. La escala de las pinturas es también, en general, la de los murales. Dos de los grandes clásicos norteamericanos vivos, James Rosenquist y Frank Stella, presentan sendas pinturas de 40 y 13 metros de largo, respectivamente. También es sorprendente el móvil del francés Xavier Velhan, con 25 esferas negras suspendidas del techo que ocupan 440 metros cuadrados, o la sugestiva caída de agua que forma grandes letras y palabras del alemán Julius Popp. Sin embargo, el recurso de lo espectacular no banaliza unas piezas que provocan en el espectador sensaciones muy diversas.
Las otras obras podrían agruparse en dos líneas generales: la del vídeo, cada vez más asociado al universo cinematográfico (destacan los de la norteamericana Barbara Kruger y el belga David Claerbout, junto a varias propuestas que utilizan proyectores de 35 y 16 milímetros) y las asociadas a la palabra y el texto (las instalaciones de figuras como Joseph Kosuth, Ilya Kabakov, Matt Mullican y Hamish Fulton, junto a Vibeke Tandberg y Fernando Bryce.
En las propuestas de Art Unlimited figuran seis artistas españoles. Sergio Prego, con su vídeo -Anti/-Para; Cristina Iglesias, con su Habitación doble de vegetación; Alicia Framis, con Huelga secreta en la Tate Modern; Perejaume, con unas chinchetas gigantes tituladas El motiu"; La Ribot, con su instalación Agujero de risa, en la que realizó una performance, e Íñigo Manglano-Ovalle, madrileño residente en EE UU, que presenta Montaña roja, basado en un experimento científico para la medición de los icebergs.
Babelia
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